No sé si alcanza para darle alas al futuro, pero fue suficiente para pintarle una sonrisa a todos los peruanos que fueron para añorar un pedazo de patria en Land Shark Stadium-Miami. No importa que estemos eliminados del mundial y que Honduras, veintiocho años después, los mismos que está ausente Perú, haya preparado su fiesta, porque al final fuimos nosotros quienes gozamos del festejo, aunque no sirva de nada, aunque sea sólo para robarle un instante a felicidad. Con un equipo livianito, “Chemo” Del Solar se despidió de la selección peruana, como para ponerle una tapia encima y olvidarnos del asunto, salvo que este tipo de errores no los podemos volver a cometer. Lo que quedó ayer fue el infortunio centroamericano que en el único centro al área de Ismodes, no estuvieron ni Fano, ni Rengifo en el área chica, sino Izaguirre que en la peor jugada de su vida, pegó el cabezazo contra su arco a los 39 minutos para declarar la ventaja rojiblanca. Durante el trámite del encuentro, Raúl Fernández mostró sus condiciones y hasta en una entrada de Suazo terminó maltrecho de la costilla derecha, el resto se limitó a tocar guiados por el veterano “Chorri” Palacios quien en un alarde de nostalgia, casi convierte en un disparo de treinta metros. A los dos minutos del complemento el hondureño Núñez aprovechó un error de Christian Ramos para pasar el balón a Suazo que superó a Rainer Torres, salió a su encuentro Butrón y el moreno atacante se lo sacó de un quiebre para anotar el transitorio empate. Tras ello, Honduras reaccionó con Sabillón y Pavón pugnando por darle vuelta, sucedieron las modificaciones y nuevamente apareció Ismodes para servir al área. El “Charapa” Rengifo de cabeza anotó la victoria, para el delirio de los “peruchos” que se robaron la fiesta ajena. Y no porque Reynaldo Rueda tiró en cancha a Costly, Valladares y Welcome logró doblar su suerte y liberarse de la crítica. El colero de la eliminatoria sudamericana volvió a ser el “aguafiestas” de siempre. Se liberó de presión. Así es capaz de ganarle a cualquiera, como anoche donde volvió a pintarse de rojo y blanco la felicidad de un puñado de compatriotas que hasta ahora gritan ¡Arriba Perú!