Desde que estaba en la barriga de su mamá, a Paolo le gustaba patear. Don César Hurtado, su padre, nos cuenta cómo sufría por ello su esposa. Ahora esas patadas convierten goles y son la alegría de la familia y de su barrio en la urbanización Tarapacá del Callao. “No sabes lo que era, muy inquieto. Su mamá no sabía qué hacer, pero ahí está ahora. Es un gran futbolista”, nos cuenta su orgulloso padre, quien también le pegó a la pelotita, pero nunca jugó como profesional en Alianza. “Paolo está cumpliendo mi sueño. Yo jugué en los juveniles de Alianza, con Illescas, Daniel Reyes y todos los 'potrillos' y ahora que a mi hijo lo llaman así, recuerdo esos momentos”, confiesa. »Le da consejos Su papá es su primer crítico, pero nunca va al estadio. “Lo que pasa es que siempre que me veía se ponía nervioso, así que prefiero quedarme en casa y gritar sus goles solo. Además, si voy a la tribuna me peleo con todos por defenderlo”, sonríe. Luego agrega: “siempre hablamos y lo aconsejo porque esta carrera es muy jodida. Aún le falta madurar un poco. Creo que en un par de años dará el gran saltó a Europa”. Paolo mira a su papá y nos dice: “ahora él es la figura” y sonríe. Es que la gente también quiere saber que por sus venas corre sangre de pelotero. Su padre jugó en el Mariscal Castilla del Callao, el Grumete Medina, el 15 Setiembre de Trujillo y el AELU de Pueblo Libre. “A mí me alegra que mi hermano Nicolle, mis 'viejos' y mis amigos estén alegres con mi progreso, por ahora prefiero el perfil bajo”, culmina.///