Binacional venció 4-1 a Alianza Lima en Juliaca | Foto: Jesús Saucedo / GEC
Binacional venció 4-1 a Alianza Lima en Juliaca | Foto: Jesús Saucedo / GEC

Levantar la cabeza luego de una caída es sinónimo de valentía y conoce de eso. Duele, es cierto, duele mucho más porque queda la sensación de que el resultado ante en Juliaca pudo ser otro, uno en el que la alegría fuese la única protagonista; pero el destino puso el reto más grande para el equipo más fuerte, el único que ha demostrado corazón caliente y una inquebrantable fe. Se perdió, pero todavía hay esperanza.

Hubo dos partidos en 90 minutos ayer aunque suene ilógico: uno duró 30 minutos y el otro, 60’. ganó el primero y lo hizo con un planteamiento inteligente, rico en lo táctico y con resultados. En ese lapso impuso su propuesta con efectividad, dándole el balón a y obligándolo a jugar impreciso, sin ideas ni reacciones.

Una línea de cinco defensores y una pareja de contención anuló cualquier intento del ‘Poderoso’ por buscar el arco de . El orden defensivo blanquiazul era claro y tenía un gestor detrás de todo : .

Aquella propuesta alcanzó su punto más alto con el gol de -tras pase de ‘Cachito’ Ramírez-, que anotó de zurda a los 22’ con el último aliento antes de ahogarse en los 3,825 de altitud.

La ventaja alimentó la ilusión blanquiazul, los espacios aparecieron y el balón ya no pasaba con peligro. Dependía de Alianza mantener el libreto y reducir poco a poco a un Binacional que buscaca respuestas en su juego. Pero aquel partido de 30 minutos se acabó con la expulsión de Anthony Rosell por decisión del VAR. Un pisotón que Michael Espinoza no vio fue cobrado por el videoarbitraje, que le comunicó al juez echar al lateral aliancista y, de esa manera, dar inicio a otro partido.

De otro partido

Con la altura, el desgaste físico del rival y el VAR como aliados, Binacional tomó otro impulso. Se acordó de ser ese equipo demoledor en Juliaca, capaz de superar el obstáculo más duro y cambiar en cuestión de minutos un resultado.

El envión anímico fue importante para cambiar la historia y la superioridad numérica facilitó la búsqueda de un único objetivo: voltear y ganar.

El ‘Poderoso’ empató con gol de Ángel Ojeda a los 42’ y luego tuvo unos minutos de ensueño al inicio del complemento, donde hizo lo que quiso con la defensa rival. Ingresó Donald Millán y con él se gestaron los próximos tres goles.

Edson Aubert marcó a los 51’, Aldair Rodríguez hizo lo mismo a los 54’ y el ‘Mago’ cerró la goleada de penal a los 89’. El 0-1 se convirtió en un 4-1 doloroso y letal, que deja a Alianza convaleciente de cara a la revancha del próximo domingo.

Fue determinante la expulsión de Rosell para que la ilusión blanquiazul se derrumbara como una torre de naipes tras un ventarrón provocado por el rival. El dolor y la desazón son inevitables, pero la fe y la esperanza siguen allí. Ya lo dije al inicio: el destino puso el reto más grande al equipo más fuerte. Y Alianza Lima lo sabe. De pie y a luchar como guerreros.

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