Los argentinos Vitti, Arriola y Alemanno le deben más de un milagro al santo de la escoba

ESCRIBE JORGE CHOQUE Pese a que en sus años fuera del Perú el nombre de San Martín de Porres les era desconocido, hoy los tres argentinos que militan en el club "santo", Pablo Vitti, Hebert Arriola y Germán Alemanno, pronuncian su nombre con gran naturalidad, pues fue él -o el club- quien los juntó. Y es a él a quien se deben y a quien le rezan. "Es San Martín de Porres", responden a la inquisitoria tras ver la imagen. "Claro, Porres, el santo peruano", agrega uno de ellos. Y una risita sutil se levanta. "Hey, cómo no vamos a saber. Nos quieres agarrar. Es el santo que curaba, claro. Nosotros lo conocemos, es alguien muy conocido y querido", nos dice Germán Alemanno. En esta nota, los tres argentinos, que a punta de goles llevaron a San Martín a los Play Off del campeonato, nos hablan sobre sus recuerdos y deseos de quedarse muchos años más en nuestro país. »Con la bicolor Pablo Vitti ha repetido muchas veces que le gustaría nacionalizarse para jugar por el Perú. Hoy se imagina con la camiseta blanquirroja enfrentando a Argentina. "Sería algo extraño, una mezcla de sensaciones encontradas, pero sería bueno si alguna vez se da el caso enfrentarme a Argentina jugando por el Perú", nos dice. "Acá en el Perú me han tratado bien desde que llegué. En Argentina no me he sentido como acá", puntualiza. De los jugadores peruanos, uno le despierta mayor interés. "A quien estuve mirando y más lo interioricé es a Jéfferson Farfán, me parece que es el mejor que hay, el que más me gusta", sostiene. En el 2005, Vitti tenía 20 años y jugaba junto a Lionel Messi en la selección Sub-20 de Argentina, que ganó el Mundial de la categoría en Holanda. "Hay una anécdota muy graciosa. Estábamos almorzando con Messi y de pronto 'Kun' Agüero dice: 'quién es éste', refiriéndose a Messi; todos miramos extrañados y comenzamos a reír. Lo que pasa es que él veía poco fútbol por TV y no lo conocía", recuerda. "Cuando jugábamos con Messi se disfrutaba verlo jugar, entrenar, pues desde ese entonces ya se proyectaba como un gran jugador", añade. »Su mejor racha El goleador del torneo se llama Hebert y le dicen "Arrigol" porque se apellida Arriola. Él se confiesa como un hombre de familia. "Llevo ocho años con mi esposa y tengo dos hijos: Lucas y Camila. Ellos están conmigo. Estudian acá. Los fines de semana nos gusta ir a zonas como Chosica, con sol, un lugar tranquilo para disfrutar", refiere. Arriola no sabe cuántos goles lleva. "Algunos dicen que tengo 24, otros que son 23. Es un poco confuso. No me ha tocado hacer tantos goles en otros equipos, he hecho 12, hasta 15, pero igual me ha ido bien. Lo que pasa es que antes jugaba en otra posición, donde no era tan de punta", indica. Hebert está tan a gusto que confiesa que San Martín es uno de los equipos que más recordará. Más si se cumple su objetivo de salir campeón, pues se podría quedar dos años más. "Lo que más deseo es campeonar con la San Martín. Uno se siente vinculado con un equipo donde logra más triunfos", agrega. »Es "Avatar" Germán Alemanno tiene un vínculo tan cercano con el país que su pareja es peruana. Se llama Geraty Mongrut y es modelo Hace poco visitó Machu Picchu y quedó deleitado. "Es una maravilla, fantástico", dijo del santuario peruano. El popular "Avatar" estará hasta finales del 2011 en San Martín y aprovechará estos últimos meses del año para estar con su madre. "Ella ha venido hace un mes, hace ocho meses que no la veía. Se va a quedar hasta diciembre, así que estoy muy feliz de que esté acá", dice. »El santo los une Hoy la historia es como si se volviese a repetir para Germán Alemanno y Pablo Vitti, pues aunque esta vez no hay un "Rosario" en medio, hay un "santo" que los une. "Nos conocemos de chicos, desde 2000, 2001 estuvimos en algunos equipos. En Rosario Central jugamos tres años, desde el 2005", menciona Germán Alemanno, quien lleva 16 goles en el torneo. "Así empezamos a conocernos, por el fútbol, de ahí nuestra cercanía", agrega. »Como en casa Hoy los tres jugadores se sienten como en casa, caminan entre los pasillos "santos", por los jardines, por las calles, gritándose y sonriendo. "Estoy muy contento y ojalá pueda quedarme un largo tiempo en el Perú", dice Vitti. Los tres sonríen. Saben que todo llega paso a paso. Triunfo a triunfo. Por eso son cautelosos y esperan el día en que por fin puedan gritar ¡CAMPEONES!... Pero ahora no. Todavía.///