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ESCRIBE: ERNESTO CAVAGNERI
No hay antídoto para la fiebre de las "Matadorcitas". Todos siguen hablando del futuro de estas niñas que después de mucho tiempo nos hicieron saltar de alegría en el último Mundial Sub-18 de Tailandia. Pero ojo, que nada asegura que el fututo de estas chicas sea el mejor pese a los buenos deseos de todos los peruanos.
Para tener un poco más de luces sobre el tema encontramos la palabra de un entendido en la materia, como la del destacado técnico nacional Carlos Efraín Aparicio Saldaña, quien tiene autoridad para hacernos pisar tierra.
"Me encantaría, sería feliz si la mayoría de esta chicas de Natalia Málaga llegaran a ser figuras en un futuro cercano, pero es difícil por la estatura. En el vóley de elite nos encontramos con chicas de 1.90 para arriba y cuando llegan a juveniles y mayores todo se complica, porque a eso hay que sumarle la falta de fundamentos en la formación de cada una de ellas. Creo que Angelita Leyva que está por encima del 1.81 es la única que podría destacar sobre el resto por el salto y la potencia que tiene y porque es muy buena en posición cuatro. Nos falta tener centrales altas como exige el vóley de ahora".
Fuga de talentos
El futuro hay que construirlo, pese a las dificultades que tenemos por el tema del biotipo de nuestras "matadoras", pero para Carlos Aparicio la preocupación pasa también porque pese a la inversión que hace la Federación Peruana de Vóley (FPV) no se puede hacer nada cuando las chicas se van a los Estados Unidos. "Allá les dan estudios universitarios, les dan un dinero mensual y las obligan a renunciar a la selección de su país. Eso pasará ahora con Gina López porque se va y dejará la selección. Es una pena, pero eso sucede. La federación tendrá que ofrecerle algo mejor a las chicas para que no se vayan. Si Ángela se va, prefiero que sea a la Liga italiana porque allá si la dejarían jugar por su selección. La federación debe protegerse en ese sentido para no perder tan fácilmente a las seleccionadas", dice con preocupación Aparicio.
Akira o Mambo?
Carlos Aparicio siente que hay grandes técnicos en el país y menciona a Fernando "Pipo" Vásquez, "Kike" Briceño y "Coco" Alva, pero recuerda con nostalgia y cariño a su maestro, el japonés Akira Kato a quien califica de "grande". "Cuando Akira enseñaba, uno entendía y se emocionaba porque era un capo. Sabía demasiado", refiere.
Carlos, siento que andas medio resentido con Man Bok Park...
No, para nada, pero reconozco que con Mambo me he peleado más de una vez, pero también que me enseñó a dirigir y estoy agradecido de eso. Mambo dirigía bien, pero Akira enseñaba bien.
Basta de broncas
Aparicio siente que sus expupilas y hoy congresistas Cenaida Uribe, Cecilia Tait y Leyla Chihuán, deberían unir fuerzas para beneficiar al vóley. "Ellas deben entender que fueron elegidas como congresistas no por su inteligencia sino por la popularidad que les dio el vóley. Peleando no lograrán nada. Pueden estar en bancadas diferentes, pero tienen que pensar que el país está primero".
"Piropo"
La pícara prensa peruana le puso "Piropo". Lo hizo popular, pero ese apelativo también se convirtió en una cruz que la lleva a través del tiempo el técnico nacional.
"Esa chapa me la puso tu pata, el periodista Leiter García y de eso se aprovecharon mis enemigos para hacerme mala fama. Decían que yo afanaba a las jugadoras, pero eso era mentira. Un padre de familia dudaba en llevar a su hija a mi academia porque prefería llevarla a que le enseñe un técnico amanerado".
Aparicio tiene ganas de hablar y va palante. "La única vez que estuve con una voleibolista fue con la madre de mi hijo Alejandro Jesús, a quien le pedí que dejara de jugar para evitar ciertos comentarios", dice Carlos de 57 años y aliancista hasta los huesos. Tiene cinco hijos, cuatro de ellos futbolistas profesionales como Pedro Kohji, Carlos Kenji, Roberto Koichi, además de Alejandro, pero la luz de sus ojos es su engreída Edisa Kyomi, la segunda de sus engreídos.