París, la ciudad con la que el serbio Novak Djokovic tiene su deuda más grande, escenario del único Grand Slam que se le resiste - Roland Garros- , se convirtió este domingo en el lugar en el que el serbio abrió la puerta de la leyenda al conquistar su sexto Masters 1.000 del año, una frontera que nadie había superado.
Su triunfo en la final del torneo bajo techo de la capital francesa contra el británico Andy Murray: 6-2, 6-4 en poco más de hora y media, marcó perfectamente la jerarquía: el número uno está muy por encima del dos.
"París es una ciudad de tenis, con mucha tradición, siempre es un placer venir a jugar aquí. Espero que algún día pueda ganar Roland Garros", aseguró Novak Djokovic desde la moqueta del remozado Bercy, que ha perdido hasta su nombre, el serbio, que mantiene abierta la cicatriz que tiene con el Grand Slam de tierra batida.
Pero su derrota en la final de ese torneo hace cinco meses contra el suizo Stan Wawrinka no es suficiente para ensombrecer una temporada de ensueño.
"Estoy en la cumbre de mi tenis", afirmó el serbio, que reconoció que vive un momento de equilibrio entre su vida de padre felizmente casado que se refleja en su carrera profesional.
"Ahora estoy casado, soy padre, creo que he encontrado una serenidad en mi vida personal que se refleja en mi vida profesional. Todo eso en conjunto funciona", aseguró el serbio.
#EdgarVillamarín y la peculiar reacción cuando se enteró que había sido...Posted by Diario El Bocón on viernes, 6 de noviembre de 2015
#JeffersonFarfán presentó su nuevo #Foquimovil, mira el #video ... https://t.co/Tv1FxdyDFv pic.twitter.com/1lHRz7hln7— Diario El Bocón (@elbocononline) noviembre 8, 2015