A penas era un niño cuando Luis Escudero comenzó esa relación privilegiada con el mar. Un muchacho sin experiencia que “solo remaba por gusto y pasión”, como él mismo confiesa, que se atrevió a competir a los 17 años en un torneo nacional con aproximadamente 40 surfistas. Él, un corredor principiante de tabla hawaiana, se aventaba a las olas que terminaría venciendo en ese año (2011) y consagrándose campeón.
Luego de eso empezó a hacer historia. Luis tiene en su haber tres temporadas del ISA World Stand Up Paddle and Paddleboard, en los cuáles quedó en séptimo, segundo y nuevamente séptimo lugar, respectivamente. Además de ello, es tricampeón del Circuito Nacional Prone Race y participó en el Molokai 2 Oahu 2014, que consistió en remar desde la isla de Molokai hasta la isla de Oahu cubriendo una distancia de 32 millas (52 kilómetros), donde obtuvo el primer lugar en su categoría juvenil. Finalmente, están las dos ediciones de los Juegos Bolivarianos de Playa, donde logró la medalla de plata y, posteriormente, la de oro.
¿Cómo logras llegar hasta aquí?
Gracias a mi familia. Mi papá es mi motor, no corre ni es entrenador, pero siempre está conmigo, apoyándome. Siempre ha estado detrás, ayudando a convertirme en un profesional. Mi mamá es la que siempre tiene las palabras de calma, la voz angelical. Mis hermanas María José y Valentina son la alegría de la casa. El mejor obsequio de la vida es mi familia. Más allá de esto, el fuerte entrenamiento, privarte de muchas cosas, a veces las fiestas y todo lo que es parte un adolescente. Sobrellevar los estudios con el deporte, eso no es fácil, pero si quieres ser alguien en la vida, tienes que tener mucho compromiso.
¿Cómo haces para ser buen atleta y buen estudiante?
Ya estoy en quinto ciclo de Marketing en la universidad. Siempre he tratado de mantener buenas notas, es duro estudiar y entrenar a la vez, pero lo hago. Para los Bolivarianos se me juntaron la semana de mis finales más la última etapa de la competición. Aún así, aprobé los exámenes y logré la medalla.
Fuiste el primero en obtener una presea dorada para el elenco nacional...
No dudé, no lo pensé, esta vez no iba a caerme como me pasó antes. Solo remé como si quisiera salvar mi vida. Cuando salí del mar, tenía que llegar al otro lado de la orilla y eso hice. Vi a mi papá parado ahí y corrí hacia él, lo abrace y lloré. Salí gritando “Arriba el Perú carajo”. Este logro no fue solo en representación de mi país, sino uno personal, algo que nadie va a quitarme. Hasta el momento en que me muera contaré que cuando te entrenas, te esfuerzas y te lo propones, logras todo.