Dicen que llegar es fácil; que el reto está en mantenerse. En el Haras Gina Santa Rosa, la premisa se convierte en un estímulo para seguir creciendo. A lo largo de su historia, que ya suma 25 calendarios, se han dado una serie de logros que lo han colocado entre los más trascendentes del mundo hípico peruano. La historia se inicia cuando el empresario Lelio Balarezo Young decide plasmar el proyecto de criar caballos de carrera. Así, en los primeros años de la década de los 80, la aventura empresarial se inició con la adquisición de 6 yeguas argentinas: Nadia Real (que fue la madre de la campeona Mari July), Gina Giovanna (que se mantuvo invicta en 6 presentaciones), Iriana, Jenny, Habanera y Arabesque. Las yeguas estuvieron dos años como pensionistas en el ya liquidado Haras Monterrico. Pero en 1985, Balarezo Young decidió asociarse con los señores Emilio Van Oordt, Fernando Manrique, Fernando Magot y Leslie Hammond para adquirir unos terrenos situados en el pueblo de Irrigación Santa Rosa, al norte de Lima; es así como un 30 de agosto de aquél año nace oficialmente el Haras Santa Rosa. Con el paso del tiempo, alguno de los socios que inicialmente fundaron el Haras Santa Rosa, fueron vendiendo la parte de sus acciones, siendo adquiridos por Lelio Balarezo, quien paralelamente fue comprando algunos terrenos aledaños al criadero. Estas tierras también fueron habilitadas para la crianza de caballos de carrera y fue así como el empresario funda en 1992 un segundo establecimiento: El Haras Gina, en homenaje a su madre y a una de sus hijas. Se daba el caso entonces que Lelio Balarezo Young tenía la mayoría de acciones del Haras Santa Rosa y el 100% del Haras Gina, por lo que propone fusionar ambos criaderos, pero para no perder la fecha de inauguración del primero de ellos queda instaurado como Haras Gina Santa Rosa. Así, el moderno criadero daría un paso trascendental dentro de un camino que años más tarde lo convertiría en uno de los más importantes de la hípica peruana.