No existe derrota más dura que aquella que propina el propio cuerpo, ni dolor más grande que el abandonar a la batalla en plena guerra.
Por eso las lágrimas de Neymar, luego de recibir un duro golpe en la columna, al abandonar el campo en el partido en el que Brasil derrotaba a Colombia y se colaba en semifinales.
Por eso la rabia contenida de Ángel Di María al sentir un maldito tirón en la pierna derecha
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