En la Bundesliga alemana existe una regla bastante complicada y enredada que ha despertado polémica. Todos los clubes ya han pedido su pronta eliminación, pues consideran que está fuera de lugar y atenta contra la ética deportiva.
El último caso en el que se aplicó ocurrió el 3 de febrero en el Allianz Arena, en el partido entre Bayern Múnich y Schalke 04. A los 16', Jerome Boateng, defensa local, derribó a Sam, delantero visitante. Fue penal y expulsión. Choupo-Moting lanzó y Neuer lo detuvo. Todo normal.
Lo que sorprendió es que esa intervención de su compañero le costó a Boateng un partido más de sanción. Y es que según la norma, cuando el penal no se transforma en gol, ya sea porque el lanzador lo tira fuera o lo detiene el portero, se considera que el equipo beneficiado con el máximo castigo no ha obtenido premio y se penaliza directamente al jugador expulsado.
A Boateng lo sancionaron con tres partidos. Uno automático por la expulsión, otro por reincidencia y un tercero por esta regla. El Bayern recurrió y le quitaron el de la reincidencia. Su última roja era de la temporada anterior.
Las reacciones de los porteros, directamente implicados en la situación, no se hizo esperar. Neuer no podía entender que deteniendo aquel lanzamiento haya perjudicado a un compañero. “Espero que esta regla sea anulada de inmediato. No tiene ningún sentido”. Sommer, portero del Borussia Moenchengladbach, fue más contundente. “¿Y qué pasa si mi equipo va ganando el partido por una diferencia cómoda, ¿entonces qué hago, me dejo marcar el gol para no perjudicar a mi compañero expulsado? Sería lo más normal y conveniente para mi equipo”.
Fuente: Pasión Libertadores