La Fiscalía Provincial de Madrid ha presentado sendas querellas contra el jugador del Real Madrid, el portugués Fabio Coentrao y el exjugador del Atlético de Madrid, el colombiano Radamel Falcao a quienes acusa de defraudar conjuntamente casi siete millones de euros a Hacienda.
El Ministerio Público acusa a Falcao, hoy en las filas del Mónaco, de defraudar 5,66 millones de euros en 2012 y 2013, cuando jugaba en el Atlético de Madrid; mientras que el caso de Coentrao le acusa de hacer lo mismo con 1,29 millones de euros entre 2012 y 2014. Por ello, les imputa cinco delitos contra la Hacienda Pública en relación con el IRPF.
La investigación contra Falcao y Fabio Coentrao se inició a raíz de los datos remitidos por la Agencia Tributaria sobre su situación fiscal.
En la querella contra Falcao, la Fiscalía señala que el jugador colombiano trasladó su domicilio fiscal a la localidad de Pozuelo (Madrid) “con la obligaciones tributarias correspondientes” tras su fichaje por el Atlético de Madrid en 2011.
No obstante y “con la intención de obtener un beneficio fiscal ilícito”, omitió en su declaración de IRPF cantidades percibidas tanto de su club como de la selección colombiana.
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Según la Fiscalía, el jugador creó una estructura societaria con el único fin de ocultar a la Hacienda española los ingresos derivados de sus derechos de imagen obtenidos en 2012 y 2013 - 822.609 euros y 4.839.253 euros- algo que tampoco presentó en la declaración de titularidad de bienes en el extranjero.
En cuanto a Fabio Coentrao, el futbolista suscribió en 2011 un contrato por el que simulaba la cesión de sus derechos de imagen a la sociedad Rodinn Company, domiciliada en Panamá.
Sin embargo, en julio de ese mismo año dicha empresa cedió sus derechos de imagen a otra con sede Irlanda llamada Multi Sports & Image Management Limited.
Cuatro días más tarde firmó un contrato de trabajo con el Real Madrid, motivo por el cual trasladó su residencia a Madrid y durante los años 2012, 2013 y 2014 tuvo la condición de residente fiscal en España. Pese a ello, el futbolista mantuvo dicha estructura societaria con el fin de que permanecieran “opacos” a Hacienda los ingresos de sus derechos de imagen que alcanzaron 1.29 millones de euros.
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