Su aparición en el Mundial Francia 98 fue explosiva, fulgurante: entre otras cosas, le metió un baile a los argentinos, les marcó un gol de antología y su rendimiento fue de menos a más. Con apenas 18 años, estaba llamado a ser una de las grandes figuras del fútbol.
Pero algo sucedió con Michael Owen. Poco a poco la magia del exdelantero inglés se fue apagando hasta terminar retirándose casi en el anonimato, en un segundo plano. En unas recientes declaraciones, el ganador del Balón de Oro en 2001 confesó el calvario que vivió en los últimos años de su carrera.
"Cuando por primera vez me lesioné los aductores se acabó todo para mí (jugaba en el Liverpool). Cambié mi forma de jugar y ya no fui el mismo", contó el inglés de 38 años en el programa donde comenta sobre la Premier League.
"En los últimos seis o siete años de mi carrera me transformé. Me horrorizaba la posibilidad de patear al arco cuando tenía espacios, pues creía que me iba a romper un músculo", agregó.
Luego, ante la sorpresa de todos, dijo lo siguiente: "Durante esos seis o siete años odié el fútbol. No veía la hora de retirarme porque el que estaba en el campo no era yo", señaló Owen, quien fue fichado por el Real Madrid pero que no brilló en ese club. Se retiró en el 2013 en el Stoke City.