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La pirueta del "Fabuloso" Luis Fabiano le recuerda al mundo que Brasil siempre será Brasil. No importa que Dunga le frustre lo "bonito" al "jogo", siempre habrá un brasileño que salpique algo de su escencia al juego: la alegría. En el Soccer City la prensa se entusiasma más de la cuenta, Luis Fabiano acaba de anotar el 2-0 con un doble sombrero, con mano incluída, y mientras corre para abrazarse con sus compañeros su hazaña continúa deleitando a los más de 80 mil espectadores y miles de vuvuzelas. Y es que con el tiempo -y con Dunga- ver jugadas así en el scratch son una suerte de acontecimientos. Hasta ahí Costa de Marfil era superado por una precisión y orden táctico de los brasileños que ya antes ganaban 1-0 con un pase parido en la genialidad de Kaká en el primer tiempo para Luis Fabiano. El tercero, obra de Elano, reflejó a los 16 del complemento el juego efectivo ante una Costa de Marfil que con Didier Drogba en el ataque poco daño podía hacer. Sin embargo el ingreso de Gervinho le dio vida a los marfileños y recordó que los de Dunga aún sufren en defensa, pues un error en la marca de Juan y Lucio permitió a Drogba marcar el descuento de un cabezaso tras centro perfecto. El pase arte de Kaká en el segundo gol le costó caro. Provocó el juego excesivamente brusco de los marfileños que terminaron por lesionar a Elano y provocaron la expulsión del mismo Kaká. Kader Keitá engañó al arbitro Stephane Lannoy al fingir un golpe al rostro y el brasileño tuvo que irse a las duchas. Se perderá el juego ante Portugal justo cuando parecía despertar del letargo al que lo han involucrado sus costantes lesiones. El 3-1 final aún se aplaude por los pasadizos del Soccer City, se celebra por esa alegría del Scratch. A Brasil empiezan a sembrarle más favoritismo tras sacar del ropero tan buenos goles y parece ir cambiando poco a poco de ropa, hasta esa esperada final en que luzca su mejor traje.
