El argentino Ángel Di María vivió este sábado uno de sus días más bonitos como jugador del Real Madrid, con la conquista del título europeo en Lisboa contra el Atlético de Madrid (4-1), en una final en la que fue premiado como el jugador más valioso.
El 'Fideo' confirmaba así su resurrección en un equipo donde tuvo pie y medio fuera tras el arribo de Gareth Bale, llegando a ser abucheado por la grada del estadio Santiago Bernabéu, que ahora lo aclama como a uno de los héroes de la 'Décima'.
Se recordará especialmente su impresionante centro para que Gareth Bale, de cabeza, consiguiera en el minuto 110 de la prolongación poner al Real Madrid por delante 2-1, antes de que Marcelo y Cristiano Ronaldo consiguieran los últimos goles en los instantes finales.
"Esto es un sueño. Lo hemos pasado mal y hemos tenido que sacrificarnos, pero afortunadamente hemos podido conseguir esta victoria", dijo Di María en conferencia de prensa, tras recibir el premio de manos de Alex Ferguson, el mítico exentrenador del Manchester United.
Di María, de 26 años, recordó que jugó en el Benfica y que el estadio Da Luz, donde se jugó la final, le trae especiales buenos recuerdos.
"Lisboa me trae buenos recuerdos y aquí me siento como en casa. Es una alegría inmensa para mí que haya podido ser aquí", afirmó.
Pero lo que hoy fueron elogios, 'flashes' y fotografías con el 'smartphone' en zona mixta con los periodistas, hace unos meses eran críticas e informaciones sobre una próxima marcha a otro club, en busca de mejores oportunidades.
Su peor momento en sus cuatro años en el club lo vivió a principios de enero, cuando fue sustituido durante una victoria ante el Celta de Vigo (3-0), y un sector de la hinchada del Bernabéu le dedicó silbidos de desaprobación por su juego.
Mientras abandonaba el terreno de juego se llevó la mano a los genitales, en lo que la prensa y muchos aficionados consideraron un gesto despectivo de respuesta a los abucheos, aunque él aclaró inmediatamente que no tenía esa intención.
"Fue un gesto normal cuando estaba saliendo. No quise hacer nada para el público ni tampoco para el míster como se estuvo diciendo. Fue un gesto natural que hace cualquier hombre y más cuando estás corriendo", explicó entonces.
El Real Madrid, que le había abierto un expediente, concluyó que no pudo demostrarse intencionalidad ofensiva y archivó el caso sin sanción.
Di María estaba viviendo momentos muy complicados en el equipo, con menos minutos que en temporadas anteriores con José Mourinho, un juego intermitente y, sobre todo, el aparente divorcio de la grada.
Se llegó a dar por hecho en los periódicos un traspaso al Mónaco en el mercado de enero, que finalmente no se dio, y Di María, ante la perspectiva de continuar vestido de blanco, decidió elevar el ánimo y aprovechar cualquier oportunidad.
Fue la estrella en el último Clásico liguero contra el Barcelona, aunque su equipo perdió allí 4-3. En esta ocasión su aportación sí ha servido para ganar al Atlético de su compatriota Diego Simeone.
La incertidumbre estará ahora en saber si continúa con los colores del Real Madrid, en busca de la 'Undécima' o si abandona finalmente el equipo. Arsenal, París Saint-Germain, Chelsea, Mónaco y Juventus han sonado recientemente como posibles destinos. AFP.