Un tremendo escándalo remece nuevamente los cimientos de la FIFA. Chuck Blazer, en el pasado el hombre más poderoso del fútbol estadounidense, fue un informador secreto del FBI cuya misión era espiar a la FIFA.
Blazer, hoy enfermo de cáncer, grabó conversaciones con diferentes dirigentes que concertó en su hotel durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Para ello utilizaba un micrófono secreto en un llavero.
El FBI consiguió la cooperación de Blazer al descubrir que no pagó millones de dólares en impuestos cuando era uno de los líderes de la Concacaf, el ente que gobierna el fútbol en Norte y Centroamérica y en el Caribe.
El proceso de elección de los mundiales de 2018 y 2022 ha sido objeto de investigación por corrupción a cargo de Michael García, un fiscal estadounidense, que ya entregó su informe a la FIFA. El informe no se ha hecho público por motivos legales, pero hay indicios de que éstos fueron comprados por Rusia y Catar.
La elección de la Copa del Mundo de 2022, en Catar, estuvo envuelta en sospechas y acusaciones a Hammam, jefe del fútbol en su país, de pagar millones de dólares a diferentes federaciones para conseguir su voto, algo que el estado del Golfo siempre negó. (AFP)