En el año 1997, Sporting Cristal registró una de las campañas más exitosas del fútbol nacional en Copa Libertadores. Uno año que difícilmente será olvidado por aquellos que disfrutamos del deporte rey. A continuación, lo que pocos saben de lo que se vivió en aquel entonces.
Escribe: Vanessa Herrera (Twitter: @KVanessaHerrera)
“Una noche inolvidable”. Así titula una de las estrellas de aquel equipo cervecero, Jorge ‘El Camello’ Soto, quien menciona que aquella final en Belo Horizonte jugada un 13 de Agosto de 1997, es uno de los recuerdos más gratos que guarda de su carrera futbolística. Veinte años han pasado, y esa emoción sigue intacta, esos nervios que circulaban por la sangre de los once jugadores en el campo siguen recorriendo sus cuerpos. Y es que no es para poco, esa campaña del ’97 fue una de las mejores, sino la mejor, registrada por los celestes. Ese año todo el Perú estuvo con ellos, cremas, blanquiazules, ediles, todos. Millones de peruanos enchufados a sus televisores. Eran aproximadamente las 9 de la noche hora peruana, y la ilusión de por fin acariciar la gloria continental se hacía cada vez más grande.
Julinho no tuvo piedad con Mcallister, se dice incluso, que lo retiró del fútbol. Adrián Czornomaz dio, seguramente, el mejor pase de toda su carrera futbolística para que un Jorge Soto inalcanzable venciera a Chilavert. Balerio era imbatible, El ‘Coyote’ tuvo un partido insuperable contra Racing, y a Garay, nadie lo podía superar. Sporting Cristal realizó una célebre campaña en aquella Copa Libertadores, que, difícilmente será olvidada por todo el pueblo peruano.
Los celestes no la tuvieron fácil en el inicio de la Copa, pasaron la primera fase de grupos como terceros. Ganaron, perdieron y empataron en dos ocasiones, y así, sumaron en los seis primeros encuentros, 8 puntos que les permitieron pasar a octavos de final. Ya en esa instancia la historia fue otra, Vélez Sarsfield era el rival. En el partido de ida, disputado el 23 de abril de 1997, Cristal sólo pudo empatar sin goles en el Estadio Nacional de Lima. La poca fortuna para definir de los atacantes celestes, sumada a la buena actuación de José Luis Chilavert, permitió que el equipo de Oswaldo Piazza se lleve a su país el resultado por el que había venido. El encuentro de vuelta se dio en la noche del 8 de mayo de 1997, Sporting Cristal se agrandó en Liniers. Nunca se sintió menos que Vélez, a pesar de que los argentinos habían ganado la Recopa Sudamericana en Japón algunos meses atrás. Además, los de Liniers habían clasificado como los mejores de su grupo (superando al Racing Club y a los equipos ecuatorianos, El Nacional de Quito y Emelec de Guayaquil). El único tanto de los dos partidos por octavos de final entre Sporting Cristal y Vélez Sarsfield lo anotó Jorge Soto, tras una formidable carrera de Czornomaz de casi 30 metros.
-“La campaña del ’97 la guardo como uno de los mejores recuerdos de mi carrera. El grupo fue fundamental para esto, éramos todos una familia”, Menciona Jorge Soto, muy conmovido, con una sonrisa que demuestra que no exagera, ni miente al contarme los pasajes de aquella campaña que quedará grabada en su mente como uno de los momentos más gratos de sus 43 años.
En cuartos de final les tocaría la altura de Bolivia, en la compleja ciudad de Oruro, a una altura de casi 4000 m.s.n.m., ante el en aquel entonces campeón boliviano, Bolivar, de Thomas K’nono. El encuentro de ida, disputado el 21 de Mayo de 1997, se vivió intensamente en la ciudad del altiplano. Luis Alberto Bonnet, adelantó con esa categoría que solo podía tener él, pero los bolivianos no tardaron el voltear el encuentro. El partido de ida terminaría 2-1 a favor de los locales.
En la vuelta, jugada una semana después, se vivió una fiesta, tribunas, campo, e incluso hasta la prensa, que se empezaba a deleitar del buen fútbol que nos regalaban esos once genios del balón. Sporting Cristal comenzaba a ser protagonista de la copa, y Sergio Markarián empezaba a ir en saco y corbata a los encuentros de sus dirigidos, la elegancia que él emanaba encerraba la misma elegancia que demostraba su plantel en cada partido, y es que, eran rudos, prácticos, elegantes, todo a la vez. Los tres goles del cotejo los anotaron Nolberto Solano, Jorge Soto y Prince Amoako. Este, sería el ansiado pase a semifinales, con un cuadro cervecero capaz de poder afrontar no sólo encuentros complicados, sino también en ciudades difíciles.
-“Sporting Cristal era un equipo que arrasaba con todo, fuimos el único plantel peruano en llegar a una final por eso mismo, fuimos los mejores del país, y eso me llena de orgullo” – Miguel Linares, utilero del equipo desde hace más de 22 años. ‘Miguelito’, como lo llaman cariñosamente en La Florida, me recibió en los camerinos del equipo como si fuera uno más de ellos, y es que eso es, ha vivido de cerca las mejores y las peores campañas del club (En el ’97, la Libertadores, y en el 2007, cuando el equipo peleó el descenso). Cuando habla de Sporting Cristal lo hace de una manera tan suya: somos, fuimos, para nosotros. Un sinfín de expresiones que demuestra el cariño enorme que siente por el equipo de sus amores.
Había llegado la semana tan ansiada de la semifinal. Los partidos contra Racing ya estaban programados y sucedió algo que va más allá del fútbol. Julinho, una de las estrellas del equipo había recibido, la que hasta hoy, según él mismo cuenta, una de las noticias más tristes de su vida: la pérdida de su padre. La tristeza fue tan grande, que incluso se especuló, que había puesto en duda su presencia en este partido clave. Todo lo contrario, él tenía una promesa con su padre, la cumplió y se jugó un partidazo.
-“Fue el año de Julinho, y en esos dos partidos por semifinales, los tuvo locos a los argentinos”. Cuenta Miguel Linares, quien fue muy cercano al delantero.
-“La pérdida de un padre debe ser muy difícil. Nosotros teníamos que transmitirle esa confianza para que él éste tranquilo. Ese episodio hizo que se juegue un partidazo”. Menciona Jorge Soto, quien además de ser su compañero en el equipo, era muy allegado a él por la amistad que se formó en el club.
Y así fue como se llegó al encuentro de ida. 23 de Mayo del año 1997, Racing esperaba a Cristal en el ‘Cilindro’ de Avellaneda, con la presencia de su hinchada que hizo un partido a parte, el estadio parecía una fiesta y es que no era para menos, se jugaba el pase a la final de la competición más importante del continente. Gracias al golazo de Jorge Soto y la peinada de Luis Alberto Bonnet, que deben ser, quizás, de los goles más gritados en los más de 60 años del club rimense, sobre todo el de Bonnet, porque llegó de una asistencia de un inspirado Julinho, a quien Carlos Mc Allister, conoció esa noche y nunca lo olvidó. Los argentinos no pudieron alargar la diferencia y le dieron la tranquilidad a la hinchada ya que en Lima se podía dar vuelta a este resultado adverso.
En Lima la historia fue otra, fue un espectáculo, un festivo, un baile. Un Sporting Cristal con categoría que pudo sacar adelante un resultado adverso, le regaló a la hinchada cuatro goles que quedarán guardados en la memoria de todo amante del fútbol peruano. Bonnet (2), Rivera y Solano se encargaron de eliminar al equipo argentino y le regalaban a todo un pueblo peruano la ilusión de jugar una final de Copa Libertadores.
-“Después del partido contra Racing, noté que él (Julinho), sacó más fuerzas. Quería llegar a la final por su papá, quería cumplir la promesa que en algún momento le hizo”. Jorge Soto recalca que ese partido fue clave para el brasilero, que venía pasando uno de los momentos más tristes de su vida.
Es así como Sporting Cristal, en una de las campañas más exitosas del fútbol peruano en competencias internacionales, llega a la segunda final jugada por un equipo de nuestro país. Un plantel afianzado, elegante, rudo. Un entrenador experimentado y capaz como Sergio Markarián, supo callarle la boca a muchos que no apostaban un sol por sus dirigidos.
-“El profe Markarián siempre fue muy sencillo. Apoyaba mucho a sus jugadores, conversaban mucho y creo eso fue clave para haber tenido una campaña tan exitosa”. Miguel Linares.
- “La campaña del profesor Markarián fue de lo mejor. Es una persona que estudia muchísimo los partidos y te explica que debes hacer o no. No solo él, sino todo su cuerpo técnico, el preparador físico, Mario Meldaña, fue fundamental porque nosotros que corríamos casi cada tres días”. Jorge Soto.
Haber llegado a una final no es cuestión de azar o fortuna. La campaña de Sporting Cristal fue simplemente impecable, quince goles marcados a lo largo de toda la competición demostraban la eficacia que tenía el equipo. Un plantel unido, consolidado y un entrenador que supo explotar cada una de las habilidades de sus jugadores.
-“Nos llevábamos todos muy bien, las cosas se podían decir en la cara y si había algún problema todo se solucionaba muy rápido”. Menciona ‘El camello’ Soto.
La emoción y el sentir del pueblo bajopotino se hacían cada vez más grande según iban pasando los días previos a la gran final. Los puntos de venta para las entradas, eran los recordados supermercados Santa Isabel y miles de hinchas hacían enormes colas por conseguirlas, llegando incluso a acampar para no perder la oportunidad de tener en sus manos la tan ansiada entrada para la felicidad.
-“Justo antes de salir del campo se van todos los nervios. Antes de, conversábamos mucho como teníamos que afrontar esa primera gran final, un partido clave de cara a lo que buscábamos: la copa”. Jorge Soto.
Y al fin había llegado el gran día, 45,000 personas colmaron el Estadio Nacional dos horas antes del inicio del encuentro. Las banderitas de Perú, los contómetros y los globos celestes y blancos se venían repartiendo desde temprano para que la fiesta sea completa. La emoción de pisar el escenario en el que verían la tan ansiada final de una Copa Libertadores, se hacía cada vez más desmedida y empezaron los cánticos para los celestes: “Campeón, campeón… Te canta el Extremo, a la Libertadores, este año volverás… Campeón, campeón”, entonaba a gritos el Extremo Celeste.
6 de Agosto del año 1997, 8 de la noche, pita el ecuatoriano Bryron Moreno y los corazones empiezan a latir a mil por hora, había comenzado el primer escalón, de dos, para alcanzar la gloria.
Se jugó un partido durísimo que Cristal pudo haberlo ganado, pero simplemente así Dios no lo quiso, se empató sin goles en el ‘coloso’ del José Díaz, pero a la vez, los celestes se alejaban lentamente de esa copa. Ese quizás, sería el presagio de que algo no andaba bien. El resultado era preocupante, sin embargo no determinante. Cristal había robado puntos de visita y eso era algo que en Brasil lo sabían muy bien.
Y así fue como los celestes visitarían Cruzeiro en Belo Horizonte.
Miércoles 13 de Agosto, Estadio Mineirao de Brasil, 106 mil personas presenciando la final, record histórico de asistencia en una final de Copa Libertadores. Pita el Sheriff Javier Castrilli de Argentina y se da inicio a la que sería, hasta ahora, la segunda final jugada por un equipo peruano en dicha competición.
El juego limpio sería una de las principales características de aquel encuentro.
-“El partido se dio con mucho respeto”. Recalca Jorge Soto, quien reafirma que más allá de la magnitud del encuentro, lo que más hubo fue eso, respeto.
El primer tiempo acabaría empatado sin goles. El segundo se luchó con mayor intensidad y el ritmo del partido cada vez crecía más y más. Un Cruzeiro atacando incesantemente y un Cristal buscando el contragolpe. Hasta que llegaría el minuto en el cual se habían derrumbado todas las esperanzas de por fin alcanzar la tan ansiada Copa. 30’ del segundo tiempo. Un tiro de esquina desde la izquierda, que es rechazado a medias por la defensa celeste, y queda para la pierna derecha de Elivelton quien derrumbó las esperanzas de millones de peruanos que esperaban que el desenlace de ese partido termine a favor de Cristal. El brasileño enfiló un remate cruzado hacia la portería de Balerio, que no pudo contenerla y se decreta el 1-0, y es así como Sproting Cristal quedó, a un gol de la gloria.
-“Al acabar el partido fuimos al camerino, fue muy complicado, nadie tomaba la palabra. Algunos estaban con la cabeza abajo, incluso hasta llorando… Hasta ahora me dura esa tristeza, veo los videos de los partidos y es más duro aun por lo cerca que se estuvo de alcanzar esa copa”. Jorge Soto.