Soccer Football - Copa Libertadores - Final - Flamengo v River Plate - Monumental Stadium, Lima, Peru - November 23, 2019  Flamengo's Gabriel Barbosa celebrates scoring their second goal   REUTERS/Pilar Olivares
Soccer Football - Copa Libertadores - Final - Flamengo v River Plate - Monumental Stadium, Lima, Peru - November 23, 2019 Flamengo's Gabriel Barbosa celebrates scoring their second goal REUTERS/Pilar Olivares

Así debe sentirse un nocaut. Seco. Certero. Aniquilador. Letal. Puño, mentón, piso. ganaba la hasta los 88’. Gallardo y su tropa se coronaba bicampeona de América. Los ‘Borrachos del Tablón’ imaginaban las celebraciones en el Parque Keneddy de Miraflores y el Obelisco de Buenos Aires. Hasta el ‘Pollo’ Vignolo y el panel de “90 minutos” preparaban el discurso de apertura del ‘Millo’ ganador. Pero todos los héroes tienen un villano al cual derrotar. Y , con en su papel del malo más malo, jugó los últimos cinco minutos como si el fin del mundo estuviera por llegar. La tarde en el estadio Monumental , entonces, se volvió noche y el ‘Mengao’ puso el ritmo de la mejor samba carioca para gritar campeón.

Veinte años después, el universo del fútbol volvió a vivir una final agónica como la de 1999 en el Camp Nou del Barcelona por la Champions League. Flamengo fue más Manchester United que nunca, y a River Plate le tocó ponerse en el papel del Bayern Múnich. El fútbol impredecible en su máxima expresión. Gritándonos a la cara que los partidos no terminan hasta el pitazo final. Revalorizando lo que aprendimos de niños jugando en la calle: gana aquel que marca el último gol antes de irnos a casa.

Gol, gabigol

Sobreviviente de las favelas, de los cuchillos y las balas, Gabriel Barbosa confunde con su barba poblada y cabello rubio. Parece un cantante de reggaetón que debió estar en la ceremonia de apertura y no liquidando el partido sobre el final en el Monumental. Confunde tanto que si alguien lo vio jugar ayer por primera vez se puede haber ido del estadio con el 0-1 riverplatense y antes de verlo marcar ese doblete glorioso que elevó hasta los cielos a los torcedores del ‘Mengao’.

Era un ‘Killer’ peleado con el balón por casi noventa minutos, que gritaba a sus compañeros por una ocasión, que mascullaba bronca porque el partido se iba en las arenas del reloj. Hasta que una luz le señaló el camino de un pase frente al arco y apareció como el gran ‘9’ de área que es para el 1-1. Por si no era suficiente, y con miles acomodándose para los suplementarios, aprovechó que Pinola andaba en estado ‘Groggy’ y cogió un balón suelto para sonreírle al gol y volver a vencer las manos de Armani en el 2-1.

Cinco minutos para revertir una historia a la que solo le faltaba la firma final. Si no les alcanzaba con el guion de enemigo público, antes de que el chileno Roberto Tobar pitara el final, el compulsivo ‘Gabigol’ se burló de sus rivales y vio la roja directa.

Final inesperado

River Plate pegó primero. Y tan fuerte que nos hizo verlo campeón antes de tiempo. En un contraataque, a los 15’, Enzo Pérez presionó a los volantes contrarios y habilitó a Nacho Fernández hasta la línea final. El extremo llegó a tiempo y sacó un centro rasante que iba directo hacia Matías Suárez. El delantero, en un movimiento inteligente, dejó pasar el balón y se llevó consigo la marca de Willian Arao y Gerson. La pelota siguió su curso y llegó al botín de Rafael Santos Borré para gritar el 0-1 en el universo River.

En adelante, la tropa de Gallardo controló el partido a su antojo. Lo adormeció en los pies de sus mejores intérpretes. Lo volvió aburrido para dormir las ganas de Flamengo. Bastó que Pratto perdiera el balón para que la historia más feliz se convierta en la remontada histórica del furioso ‘Mengao’.