Sabía que lo que había hecho le traería serias consecuencias, por lo que decidió armar toda una farsa y fingir su propio secuestro para justificar su ausencia en los entrenamientos de su club. El 'angelito' responde al nombre de Paulo Silva, exjugador del Botafogo.
Si bien este hecho ocurrió en el 2010, recién el futbolista, mejor conocido como Somália, reveló que, efectivamente, todo se había tratado de un vil montaje. Su confesión fue reproducida por el diario brasileño "A Bola".
En una entrevista con ese medio, el ahora jugador de 34 años contó que no se presentó a entrenar en el Botafogo alegando un robo y un secuestro que nunca se produjeron. La verdadera razón de su ausencia fue que la noche anterior se pegó una 'bomba'.
"Paulo Silva reconoció que fue todo un montaje, y lo que realmente pasó fue que la noche anterior al entrenamiento salió de fiesta hasta altas horas de la madrugada. Fue entonces cuando no tuvo una mejor ocurrencia que esconder las joyas que supuestamente le habían robado en su propio garaje. Las cámaras de vigilancia descubrieron rápidamente el montaje y Botafogo no solo multó al jugador, sino que le privó de vestir su camiseta durante el resto de su carrera", informó "A Bola".
Después de ese episodio, Somália jugó por otros equipos de su país, pero sin la relevancia y jerarquía del 'Fogao'.