Ya nada sorprende. En el Perú, los carros a veces se caen encima de las casas y los ponis y las llamas toman taxi. En esta recta final de campeonato, a falta de cuatro fechas para concluir el Torneo Clausura 2019, parece que Pablo Bengoechea marcó su smartphone y el ‘Barbas’ le contestó.
Más allá del polémico penal del descuento que inició la remontada, ir perdiendo 2-0 con Melgar en Arequipa y terminar ganando 3-2, es un resultado espectacular, motivador, quien sabe si determinante. Parece que el hermano Pablo llamó por teléfono y le contestaron de arriba: ‘Recuerda, hijo mío, la historia de Alianza Lima, su estilo, su tradición morena, su ritmo’.
Entonces el técnico miró al banco y vio la luz. Apostó por Arroé y Manzaneda para que el equipo encuentre un segundo aire en la altura mistiana pero también la capacidad de asociarse y triangular mejor. Gran triunfo el íntimo, que sirve el doble porque toman la punta y le envía un mensaje directo a Universitario de Deportes y Sporting Cristal, que dejaron pasar la oportunidad.
En ese sentido, es llamativo lo de cremas y celestes. Universitario sumó su cuarto empate consecutivo y de no ser por el golero José Carvallo, pese a que falló en el gol, Cantolao debió irse celebrando del Monumental. La ‘U’ no tiene peso ofensivo, improvisa a Correa de ‘9’ porque Comizzo dejó de confiar en Osorio.
Después de ganar el clásico, la distancia de cinco puntos como líder parecía importante pero no la supo cuidar. Hohberg, solo, no puede. Menos si no está Quintero, que debería reaparecer ante Municipal, partido que se perderá Alfageme y Corzo, al que algunos empiezan a conocer ahora como ‘Pulpo’ por su manera de abrazar a los rivales dentro del área.
Si el fútbol es una religión sin ateos como sostenía el escritor uruguayo Eduardo Galeano, más allá de controversias en cuanto a estilos y formas, ahí va Alianza cargando su fe, apuntando nuevamente al título nacional.