El fútbol en Turquía se volvió cada vez más violento, por ello los dirigentes decidieron no vender entradas a los hinchas varones. En reemplazo de los caballeros se decidió llenar los estadios, completamente gratis, con las hermanas, madres, esposas e hijos de los fanáticos. El éxito de esta medida, que fue de dos fechas, hizo olvidar el mal momento que pasó el fútbol de dicho país.