Alguna tarde del 2003 le escuché decir a Freddy Ternero cuando todavía dirigía a Cienciano en los tiempos de la Copa Sudamericana y cuando volvían los imperiales de jugar algún partido de dicho torneo internacional que "ojalá nunca más un equipo peruano regrese de jugar en el exterior con la cabeza gacha". Han pasado ocho años y aquellas expresiones del técnico más ganador de la historia del fútbol peruano se las ha llevado el viento porque la costumbre de perder por goleada no la hemos perdido por nada del mundo. San Martín, el equipo que nos suele sorprender cuando juega la Copa Libertadores, ha tenido de actuaciones inesperadas. Suele regalarnos triunfos ante grandes del contienente como River Plate, Nacional de Uruguay, América de México, y en este año al Once Caldas, pero también se ha visto goleado sin clemencia ni piedad. River también le hizo un 5-0 el 2008, el 2010 por la Sudamericana en Ecuador, Emelec le hizo el mismo marcador, y hace minutos acaba de perder 5-1 contra Libertad de Paraguay. En alguna ocasión perdió con el "Chino" Rivera como técnico, y ahora con el "Maño" Ruíz. Los planteamientos totalmente distintos. Quizá por el hecho de querer jugar de igual a igual al final ha servido para sacarse la venda de los ojos. La Copa Libertadores o la misma Sudamericana son cosa seria. Cuando un equipo no se refuerza como debe ser, lo más probable es que reciba una goleada como estas. Ser atrevidos no significa irse con todo. Menos si no se tiene jugadores rápidos y con experiencia que puedan solucionar cualquier impase en la defensa. No basta enfrentar estos torneos con jugadores locales o con los que terminas un torneo. La Copa se juega con todo. Claro, siempre y cuando los objetivos se sobrepongan a cualquier otro interés o presupuesto. Sino, los retornos del extranjero volverán a ser con la cabeza gacha y con la pifeadera de siempre. Porque pareciera que esa es una vieja costumbre de los peruanos.