Son pocos los hechos históricos que relacionan al Perú y Argentina. Uno de ellos fue cuando, en 1982, el gobierno de Fernando Belaunde Terry apoyó con aviones y armamento a Argentina, que había invadido las Islas Malvinas reclamándolas como suyas a Inglaterra.
Eso fue en el ámbito político. Tiempo después, en lo deportivo, en un estadio Monumental abarrotado, una bandera ondeó ante una multitud con la siguiente frase: “Para el Perú las Malvinas siempre argentinas”.
Hoy también peruanos y argentinos vuelven a relacionarse para recordar una fecha feliz para unos y triste para otros.
Un 31 de agosto de 1969, hace 50 años, la selección peruana, que necesitaba un empate para clasificar al Mundial de México 1970, igualó 2-2 con Argentina en la Bombobera y la dejaba fuera de una cita mundialista por única vez en su historia.
Bajo un clima hostil, de nerviosismo y excitación por parte de ambos equipos, Perú se impuso con una generación de grandes futbolistas como Teófilo Cubillas, Julio Meléndez y Percy Rojas, todos bajo la dirección técnica de Didí.
Muchas leyendas se tejieron a partir de este encuentro glorioso para Perú. Por ejemplo, se dice que los futbolistas deseaban escuchar misa antes del duelo. Y para evitar cualquier acto, decidieron traer a un sacerdote, el mismo que se sentó al lado de Oswaldo Ramírez, el autor de los dos goles nuestros.
El estratega brasileño, Didí, con el paso de sus campeonatos mundiales con Brasil en Suecia 1958 y Chile 1962, les mandó un mensaje de tranquilidad y convencimiento a sus futbolistas antes de pisar el césped de la Bombonera, uno que marcaría el destino del partido: “Nunca he perdido una final y esta no va a ser la excepción”.
Los goles que realizó ‘Cachito’ son contados por el propio autor en una nota extensa en el Diario Ojo: “El primero fue luego de una pared que hice con Teófilo Cubillas. Se le fue el balón a Gallo y partí a la carrera. Me fui con todo y ante la salida de Cejas se la toqué al primer palo. Y el segundo fue similar, le gané en velocidad a Gallo y Perfumo, rematé ante la salida de Cejas y el balón entró dando botecitos”, relató.
Son las Bodas de Oro de un hecho histórico para nuestro balompié, uno que viejos, grandes y chicos recordarán hasta el último día de sus vidas.