La ‘Pulga’ pica de felicidad, la ‘Pulga’ salta de euforia tras su gol, que fue la cereza del postre en el partido que lo acaba de meter, también, al selecto y reducido grupo de jugadores peruanos que han sabido salir campeones jugando en el extranjero. En inglés o en castellano, Raúl Ruidíaz es un serial killer, un goleador de los que no abundan en el fútbol de hoy.

Sus 15 tantos en la MLS lo demuestran. Como antes lo confirmó en México, o en Universitario, también en Chile. Quizás su paso por Brasil fue el que abrió un paréntesis en su inagotable vocación de convertir en víctimas a los arqueros rivales. El muchacho de Villa María del Triunfo, antes de tener autos deportivos, tatuajes y echarse gel en el cabello, se hizo amigo del esfuerzo y destacó en el América Cochahuayco.

La interrogante, entonces, parece caerse de madura. ¿Por qué esta versión de ‘Pulga atómica’ a nivel de clubes se transforma en un ser con mucho menos protagonismo en la selección? Tal vez, ni plantearse la pregunta sea justo. No estamos, por ejemplo, en el escenario de Claudio Pizarro, jugador siempre indiscutible en cualquier once que armara cualquier técnico de Perú y que siempre dejó sus goles en Alemania. Lo de Ruidíaz, a sus 29 años, ha sido alternar, ingresar, a veces jugar de ‘Guerrero’ lo que, por supuesto, supone una mochila muy pesada para cualquiera. Por eso, es saludable que Ricardo Gareca esté pensando en cambiar el planteamiento este jueves ante Colombia y ubicar dos delanteros. En el Seattle Sounders, Ruidíaz juega en bloque, ataca el espacio, está arropado por un sistema que lo potencia y no lo desampara para que sea fácilmente referenciado por los defensas contrarios.

Johan Cruyff, que algo de fútbol sabía, sostenía que el mejor cabeceador del mundo no podría ser importante dentro del área sin jugadores por fuera capaces de meter un buen centro. Sus estadísticas con Perú son tan confiables como el triunfo electoral de Evo Morales, pero suena interesante verlo al lado de Paolo ante los de Queiroz. En una de esas, hasta le quitamos el aburrimiento al técnico portugués por enfrentarnos tan seguido.