Tenía 12 años cuando vi a la selección peruana clasificar al Mundial España 82. Pasaron 36 largos años, crecí, me hice adulto, me casé, nacieron mis hijos y motivado por ese maravilloso equipo me convertí en periodista, sin perder nunca la fe. Les dije a mis hijos que ellos verían a Perú en un Mundial y anoche, luego de 36 largos años, con nuevos rostros, con esa sangre joven, con una nueva ilusión, la blanquirroja flameará nuevamente en una Copa del Mundo, en Rusia 2018. Y EL BOCÓN estará allí, formando parte de la historia.
5 claves del triunfoDE LA CABEZA A LOS PIES
Luego de minutos de indecisiones, la selección peruana puso la pelota a ras de piso y creyó en sus talentos. Trauco trepó con calidad, Farfán buscó asociarse y encontrar la gloria. Cuevita tiró al traste sus miedos y se dio cuenta de que siendo él nuestro conductor, el reto era posible. Y así fue. Un pase suyo, casi del desprecio, la dejó para Jeffry, quien con alma, corazón y vida la puso dentro de las redes para el primero. Lo mismo la Sombra Ramos, que disfrazado de 9 marcó el segundo, golpeándose el pecho orgulloso de nuestra camiseta.
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VOLVER AL FUTURO
Porque volvimos a nuestras raíces de fútbol bien jugado, de toque de balón; pero con la dinámica de los tiempos modernos. Con la mentalidad ganadora de no sentirse menos ante nadie, sea de local o de visita, donde la palabra rendirse no existe en el vocabulario de la selección. Y sobre todo con ese compromiso con el país, que es el motor de esta nave. Porque la gloria eterna y los placeres mundanos son efímeros. Porque para trascender en la historia no basta con jugar bien o tener nombre: para trascender, hay que creer que en la vida no hay nada imposible.
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El Mudo Rodríguez mostró su categoría, el zambo Advíncula fue con todo para adelante y Trauco ya lo dijimos. Generoso Tapia para imponer respeto en el mediocampo. Orejitas pródigo en la volante, Polito tácticamente leal, la Pulga luchador para encarar a las torres neozelandesas que solo vinieron para replegarse. Igual los que entraron -Yotún, Carrillo y Zela- para mantener ese equilibrio, y también los que no entraron, los que pasaron y los que ya no están, que son parte de esta familia llamada selección peruana.
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EL FACTOR GARECA
En el 2008, Gareca, cuando era técnico de la U, me dijo que su sueño era dirigir a la selección peruana, que se sentía preparado; pero el tiempo -antes- hizo su obra. Ganó títulos con Vélez Sarsfield y regresó más cuajado para enfundarse el buzo nacional. Justamente el hombre que con un gol de su autoría nos sacó de México 86 y el mismo ahora que bajo su conducción nos lleva a Rusia 2018. Impuso su mística, su compromiso en la selección, rendimientos por encima de jerarquías, presente por encima de gloriosos pasados.
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EL ESPÍRITU DE GUERRERO
Porque, parafraseando el nombre de su capitán ausente por el infortunio, estos muchachos se convirtieron todos en unos verdaderos Guerreros. Cada uno en lo suyo, lo dio todo por la camiseta blanquirroja. De ahí el golazo de Jefferson Farfán y ese festejo con la camiseta número 9 en sus manos, cubriendo su rostro y con su mano derecha marcando la cifra del goleador. Mención aparte la Foca, que resucitó cuando se dio cuenta de que el compromiso con la historia era más que las vanidades del momento.
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