No puedo explicar con palabras lo que siento. Intento aproximarme y el corazón me rechaza de un latido. Golpea fuerte, pegado al pecho, con esa intensidad desconocida; pero agradable. No late una ni dos, tampoco tres ni cuatro. Solo late al compás de los cánticos y del llanto que hoy inunda las calles del Perú. Hoy celebramos porque estamos en el Mundial.
Escribe: Rogger Fernández (@RoggerFrnandez)
El sueño dejó de ser tal para convertirse en realidad. Perú estará en Rusia 2018 el próximo año y hoy el país se une para festejar por un solo motivo. La bicolor esperó 35 años para vivir este momento. Sufrió, lloró; pero se levantó. Y hoy grita al mundo su éxito.
Atrás quedaron los sinsabores y las experiencias amargas que nos hicieron renunciar a toda fe. Atrás quedó el llanto y la desilusión ante los constantes fracasos Eliminatoria tras Eliminatoria. Atrás quedó el pesimismo, la desazón, la impotencia, el derrotismo. Dejamos atrás todo eso para darle paso a un nuevo sentimiento, uno que estaba en nosotros, que permanecía dormido; pero ya despertó.
Y ese sentimiento es el que nos hace llorar justo ahora. Nos hace olvidar los problemas y sonreír con quien tengamos al lado. Nos hace abrazarnos sin elegir a quién ni cómo. Nos hace saltar de la emoción y rozar la línea de la cordura. Nos hace delirar de la felicidad, de la alegría. Nos hace llorar, nos hace celebrar, nos hace gritar.
Hoy volteamos la página de España 82 y le damos paso a Rusia 2018. Dejamos en el recuerdo a Teófilo Cubillas, Héctor Chumpitaz, César Cueto, Guillermo La Rosa, Jaime Duarte y las demás glorias que nos regalaron tantas alegrías; para darle paso a los nombres de Paolo Guerrero, Pedro Gallese, Christian Cueva, Renato Tapia, Jefferson Farfán, Edison Flores, Yoshimar Yotún y todos los demás.
Gracias por todo, mi Perú. Gracias por hacerme vivir este momento tan hermoso en la vida. Gracias por las lágrimas, por las tristezas, por las alegrías. Gracias por revelarte a esos 36 años de sequía y demostrarte a ti misma lo que vales. Y hoy estás de vuelta. Eres mundialista, mi bicolor. Verás a tu bandera flamear en Rusia y a tu himno retumbar los parlantes de ese país. Te mereces eso y mucho más.