En los últimos días las palabras 'compromiso' y 'jerarquía' dejaron exhausta a la afición que debate sobre la selección peruana, jugadores apartados por Ricardo Gareca como Jefferson Farfán y jóvenes que encontraron una oportunidad como Cristian Benavente, Irven Ávila o Edison Flores.
Escribe: Elkin Sotelo Conde @elkinsot_DT
'Compromiso' ha encendido las redes, televisión y diarios hasta el colmo. Se defiende a quienes hoy en día van del aeropuerto al campo de entrenamiento sin escalas por la casa de la mamita o de la novia y se concentran por orden de Ricardo Gareca hasta 5 días antes de un partido de Eliminatorias. Comen sano, descansan a sus horas y entrenan con seriedad. Todo eso a pesar de que en sus pies el talento todavía no esté desarrollado para un nivel de élite. Como expresión futbolística, todavía hay bastante limitación.
Del otro lado están algunos elementos que cuentan con 'Jerarquía', que no es otra cosa que mayor capacidad, experiencia y fútbol superior para generar, en primera instancia, una duda en el rival, ciertos recaudos y una revisión más de su planteamiento para no arriesgar tanto como si al frente tuvieran a una selección plagada de novatos.
Y es verdad que con jugadores de 'Jerarquía', la selección peruana también ha tenido muy malos resultados. Siempre ocurrió que, según el caso, por el efecto de contar con mayor fama y recursos económicos ganados en clubes importantes, concebían que un viaje a Lima para jugar por la selección era una válvula de escape del rigor europeo. Hicieron mal uso de su tiempo libre, provocaron a la prensa de farándula y por las horas de descanso perdidas, su rendimiento con la bicolor cayó en depresión. Nunca se tuvo mano firme para evitar que los buenos jugadores nacionales den ese tipo de ventajas.
Adicionalmente, los rivales siempre mostraron tanta o más calidad futbolística como planteles.
Hasta aquí hay que distinguir los niveles de indisciplina. Lamentablente Ricardo Gareca no ha revelado quien fue borrado de la bicolor por bajo nivel futbolístico o por falta de respeto al trabajo como llegar bajo los efectos del alcohol. Hoy Jefferson Farfán es calificado como un desarreglado de lo peor, sin embargo Juan Carlos Oblitas, Director Deportivo de la FPF, manifestó ayer en Canal N que Gareca no lo vetó por 'borracho' -como muchos sugerían- sino por mentiroso: "(ante Venezuela) estaba totalmente recuperado y eso mortificó mucho al cuerpo técnico de la selección. Tengo los informes médicos, tácticos y físicos, que demostraban que Jefferson era el mejor de todas las pruebas. Él entrenó y muy bien en la Selección. Luego (Farfán) declaró que habíamos jugado con nueve jugadores porque Ascues y él no estaban en las condiciones para participar en el partido, cuando había hecho todo lo posible para jugar”.
Para parte de la opinión pública y en base a muchas aseveraciones periodísticas, Farfán es un desarreglado impresentable que nuevamente cayó en las redes de la indisciplina en la selección. Nunca quedará claro si esto es real, pero tomando como referencia las declaraciones del 'Ciego' -voz oficial de la FPF-, Gareca lo borra por un hecho que se pudo subsanar en la interna y con una mínima conversación y aclaración. Aquí no sostenemos que con Farfán los resultados de la selección hubiesen sido diferentes, pero la privación de quien ha sido su mejor hombre en la cancha durante los últimos años ameritaba un tratamiento más coherente.
Reglas, vigilancia, horarios, controles y todo mecanismo para cuidar a un jugador díscolo son impostergables. Con Farfán esto no debe (ni debió) ser nunca menos. Por el contrario, JF17 requiere una mirada especial por sus innegables antecedentes. Pero la actitud inicial del comando técnico y el mensaje "la vida privada de los jugadores no interesa" fue un error en las cabezas de algunos elementos que lo entendieron como una invitación al relajo. Si tras esta falta de comunicación Jefferson Farfán incurriera en alguna falta, tendría que ser expuesto como se hizo con Luis Advíncula ("fue una discoteca y nos dejó mal a todos", dixit Oblitas), para que no quede duda de que es un elemento que no merece volver a vestir la camiseta nacional y es un mal ejemplo para las nuevas generaciones.
Por tanto, encontrar el equilibrio entre 'compromiso' y 'jerarquía' es una labor a la que Ricardo Gareca no debe renunciar. Asumir su responsabilidad al cargo de seleccionador absoluto y dar directrices para que sus determinaciones se cumplan. Habiendo estabilizado al plantel, hacer que el nivel de juego se incremente. Y de acuerdo a ello, al final de la Eliminatoria, la FPF debería evaluar si merece seguir hacia Qatar 2022.
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#RaúlRuidíaz y su confesión sobre la #selecciónperuana https://t.co/HsGhXLDqKg pic.twitter.com/2C1HOuT2uT— Diario El Bocón (@elbocononline) 14 de octubre de 2016