Sport Boys está cada día más cerca de descender a su liga de origen, el Callao y los hinchas de la gloriosa casaquilla rosada culpan a la SUNAT por la incómoda situación por la que atraviesa la 'Misilera' en la Segunda División y es que esa es entidad del estado la que nombra a los administradores temporales, quienes deben buscar soluciones para salvar de la quiebra a las instituciones deportivas como la chalaca.
Sin embargo, estas o estos administradores del Sport Boys no han hecho otra cosa más que seguir generando que las deudas vayan en aumento en lugar de ser canceladas por partes y eso va en perjuicio de un club de fútbol que necesita pagar a sus trabajadores, cuerpo auxiliar, cuerpo médico y plantel de futbolistas.
Los hinchas del Sport Boys hasta ahora no se explican ni pueden creer cómo bajo esta administración de Hans Hamman, el cuadro porteño haya perdido diez puntos, de los que con mucho sacrificio han ganado en la cancha estos heroicos jugadores que siguen defendiendo a la 'Misilera' a pesar de estar varios meses impagos. Si bien con esos diez puntos Sport Boys no pelearía el primer lugar sino solo se colocaría a mitad de tabla, estar en esa posición los animaría a pelear más por el primer lugar que tener los doce discretos puntos que lo hacen tener que pelear por no descender a su liga para el 2017.
Los hinchas del Sport Boys tienen la palabra, porque si ellos desean que su club más representativo del primer puerto, deben de llenar el estadio 'Miguel Grau' para alentar al equipo y permitir que esas taquillas cancelar la mensualidad a los jugadores de la 'Misilera'. Ahora el equipo ya no es más dirigido por un chalaco como Rivelino Carassa, pero tiene al frente a un ex jugador que hoy trata de aportar su experiencia en las canchas y su olor a vestuarios para volcarlo en favor de que la 'Misilera' salga a flote y vuelva al balompié profesional. Y es por eso que el último fin de semana hicieron una marcha pacífica a las oficinas de la SUNAT para protestar y exigir el cambio de Hamman como administrador y permitir que alguna persona más expedita se haga cargo de la institución y genere los recursos económicos para salvar a la Misilera de la crisis por la que está atravesando.