Rumanía quedó virtualmente fuera de la Eurocopa de 2012, tras empatar en casa ante Francia, y confirmó así la decadencia de un país admirado por su fútbol en los 80 y 90. Más cerca en el tiempo pero igual de remoto queda el recuerdo de aquel equipo amarillo que llegó a cuartos y sedujo al mundo con su juego vertical y técnico dirigido por Hagi en Estados Unidos 94. Gica Popescu llegó a capitán del Barcelona, Hagi fue fichaje estrella del Madrid y del Barcelona, Dan Petrescu un símbolo del Chelsea y Florin Raducioiu apuesta del todopoderoso Milán. Su mejor jugador, Adrian Mutu, ha copado más portadas por sus escándalos personales que por sus logros deportivos, y sus desavenencias con los distintos seleccionadores le han apartado últimamente del equipo nacional. Pilares de la selección como el jugador del Schalke Marica o el del Oporto Sapunaru amenazan con seguir al interista Chivu y renunciar a seguir vistiendo la devaluada casaca amarilla.