Roberto Mosquera habló sobre la posibilidad de la anulación de la primera final. (AFP)
Roberto Mosquera habló sobre la posibilidad de la anulación de la primera final. (AFP)

El día que fue presentado como director técnico de -es en vano negarlo- muchos hinchas blanquiazules se ilusionaron. Campeón con Sporting Cristal, protagonista con Juan Aurich; el entrenador mejor vestido de estos lares de saque le recordó a los aliancistas la esencia de su historia. Prometía toque, amague, quimba, huachitas, goles y, sobre todo, campeonar tras casi diez años de sequía. Era enero del 2016.

El día que se fue -setiembre del mismo año- con la barra pifiando cada mal resultado y la administración concursal presionando porque se escapaban los ‘Playoffs’, Mosquera miró Matute por última vez como el lugar al que uno tiene que regresar para cobrarse alguna revancha pendiente. Y, aunque no lo quiera aceptar su orgullo, este domingo juega una final aparte.

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El momento es oportuno para señalar el abismo entre uno y otro banco finalista. Mientras Pablo Bengoechea elige prender fuego a los micrófonos según sea el resultado final de un partido, Roberto Mosquera abraza la mesura cada vez que está frente a las cámaras. Madurar, le llaman.

Otra arista en la pizarra. El técnico peruano buscó en el 2016 impregnar su estilo para que Alianza Lima no solo gane, sino que disfrute ganar. Convenció a los protagonistas de su plantel y los protegió cuando llovieron las críticas. Nunca renunció a ser el Roberto Mosquera que contrataron para campeonar. Bengoechea, quien le tomó la posta el 2017, llegó con otro libreto. Menos romántico, más ganador. El uruguayo se rodeó de sus compatriotas y se trajo abajo una década sin títulos en La Victoria.

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Mosquera fue a Bolivia y llegó con Wilstermann hasta cuartos de final de la Copa Libertadores 2017. Bengoechea sumó con los íntimos apenas un punto en seis partidos de la fase de grupos 2018. Roberto conoce las tinieblas del descenso, del despido feroz y el ensañamiento público. Pablo tiene que remontar tres goles para que su historia continúe.

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