Paraguay empató hoy 0-0 contra Nueva Zelanda y consiguió su clasificación a los octavos de final del Mundial de fútbol de Sudáfrica. El equipo conducido por el argentino Gerardo Martino finalizó en el primer puesto del Grupo F con cinco puntos e invicto la primera fase. Por su parte, Nueva Zelanda sumó tres puntos, también sin perder, pero se despidió de la competición, ya que Eslovaquia derrotó por 3-2 a Italia y quedó en el segundo lugar de la zona con cuatro unidades. El conjunto paraguayo se convirtió en el tercer sudamericano en clasificarse como primero de su grupo. Ya lo habían conseguido Uruguay, en el A, y Argentina, en el B. Además, los albirrojos consiguieron la cuarta clasificación a los octavos de final en su historia, después de haberlo logrado en los Mundiales 1986, 1998 y 2002. Después de todo el misterio en la previa, Martino dispuso una formación con tres cambios respecto al partido contra Eslovaquia. Oscar Cardozo reemplazó a Lucas Barrios, Julio César Cáceres ocupó el lugar del lesionado Antolín Alcaraz y se apostó a la experiencia de Denis Caniza en detrimento de Carlos Bonet. Precisamente, el defensor de 35 años logró participar en el cuarto Mundial de su carrera, después de haber jugado en las ediciones de 1998, 2002 y 2006. Paraguay plantó un sistema parecido al del encuentro ante los eslovacos. Una línea bien definida de tres delanteros y los volantes Enrique Vera, Cristian Riveros y Víctor Cáceres responsables del traslado de la pelota y de la recuperación. Incluso, el planteo defensivo de Nueva Zelanda invitó al propio Vera a convertirse en un cuarto delantero en cada ofensiva de los sudamericanos. Aún así, el equipo albirrojo estuvo demasiado lento en las transiciones y se complicó con la ordenada defensa oceánica. Los conducidos por Ricki Herbert iniciaron el encuentro con un 4-3-3 y rápidamente retrasaron a uno de sus delanteros para formar dos líneas de cuatro con plena vocación defensiva. Paraguay logró llamar la atención del arquero Mark Paston exclusivamente con disparos lejanos. Nelson Haedo Valdez estuvo desconectado con Roque Santa Cruz y se repitieron las imprecisiones en el manejo de juego del mediocampo. Un disparo aislado de Shane Smeltz representó el único peligro de Nueva Zelanda en la primera mitad, mientras que el propio Caniza fue el hombre más peligroso de su equipo, ya que sorprendió con dos disparos desde fuera del área que pasaron muy cerca del arco rival. Además, los paraguayos sumaron un problema de cara a la próxima etapa, ya que Víctor Cáceres recibió su segunda tarjeta amarilla en el torneo y se perderá el partido de octavos de final. Durante la segunda mitad, los oceánicos ni se inmutaron por la obligación de la victoria para seguir con vida en la competición. Así, mantuvieron su línea de volantes bien pegada a la defensa y bloquearon los desbordes por las bandas de los paraguayos. Un tiro apenas desviado de Simon Elliot fue contrarrestado por el tiro libre de Cardozo por encima del travesaño. Se mantuvo la misma sintonía de la primera parte: Paraguay volcado en busca de la victoria y Nueva Zelanda replegado en su campo y a la espera de un milagro. Una de las jugadas más claras del partido se produjo a los 62 minutos, cuando Víctor Cáceres dominó la pelota dentro del área rival después de una serie de rebotes y su disparo se desvió en la pierna de Ryan Nelsen en el área chica. Los ingresos de Lucas Barrios y Edgar Benítez dieron oxígeno al ataque paraguayo. De hecho, el delantero del Borussia Dortmund envió una volea desviada dos minutos después de entrar al campo. Sobre el final, el propio Barrios desperdició dos ocasiones clarísimas dentro del área y el partido murió en la igualdad. Paraguay apenas precisó un empate para terminar primero del Grupo F y volver a ubicarse entre los 16 mejores equipos del Mundial.