El fútbol vio nacer hoy a España como nueva potencia de los Mundiales, el octavo miembro de un selecto y envidiado grupo que no se ampliaba desde 1998. Con un gol de Andrés Iniesta a los 117' España batió a Holanda por 1-0 en una sucia y tensa final de Sudáfrica 2010. Adiós a la larga espera de una de las dos grandes naciones futbolísticas del planeta que aún no habían podido alzar el trofeo de la Copa del Mundo. Holanda, país también enloquecido por la pelota, tendrá que esperar al menos hasta Brasil 2014 tras perder la tercera final de su historia. Se necesitaron pocos minutos para que los 84.490 espectadores en el Soccer City de Johannesburgo y los cientos de millones en todo el mundo confirmaran un viejo axioma: las finales son para ganarlas, no para jugar buen fútbol. Holanda, que no quería perder la tercera final de su historia, salió a trabar el partido, a destruir antes que a crear. Johan Cruyff no se sentiría orgulloso de los suyos, la antítesis de la lujosa "naranja mecánica" de los '70. Una hemorragia de faltas y tarjetas amarillas tiñó el raleado césped de Soccer City y España, como le había sucedido más de una vez en el Mundial, comenzó a sufrir. Jobulani, la pelota especialmente creada para la final -nueva vuelta de tuerca comercial del conglomerado adidas- pronto se vio sacudida: volaba a veces maltratada por los nervios de dos selecciones que tenían la oportunidad de su vida. España tuvo a Holanda contra su arco en los primeros 15 minutos de juego, en los que Ramos y Pedro mostraron enormes ganas y movilidad, pero pronto los campeones de Europa comprobaron que no sería una noche para toque, juego asociado y velocidad. Holanda sabría como evitarlo. Villa se lo perdió a los 12', y enseguida comenzó el concierto de Howard Webb, el árbitro, que pondría cinco amarillas en menos de media hora y 14 en el partido, algo sin antecedentes desde que en México 70 comenzaron a utlizarse las tarjetas. Van Persie por falta a Capdevila, Puyol por falta a Robben, Van Bommel por atropellar a Iniesta y Ramos por falta a Kuyt. Hasta que llegó De Jong, que debió haber recibido la roja tras una patada de kung fu en el pecho de Xabi Alonso. El partido era tenso, violento y entretanto Holanda había encontrado algunos caminos hacia el arco de Casillas, que incluso se chocó con Puyol al salir a cortar un balón. El arquero español tiró la pelota afuera al ver dolorido en el piso a su compañero, pero al devolverla al área Heitinga lo hizo con demasiada fuerza, Casillas se asustó y la tocó al córner. Van Persie, caballero, le devolvió la pelota al ejecutar su córner. El peligro holandés llegaba por el sector de Robben, que complicaba a Capdevila. Los tapones de Sneijder marcados en el muslo de Busquets llevaron a Webb a mantener una pequeña charla con el enganche holandés. El segundo tiempo llegó sin cambios en las formaciones, y a los 54' Van Bronckhorst, el capitán holandés, sumó la sexta amarilla. Tres minutos más tarde Heitinga se llevaba la séptima por un pisotón a Xavi, aunque enseguida cabeceaba con peligro en el arco de Casillas. A los 60' Del Bosque hizo entrar a Navas por la derecha en lugar de Pedro, que ya había perdido la pimienta inicial. Entonces llegó la más clara de Holanda: un pase en diagonal de Sneijder a Robben perforó la defensa española para dejar al extremo solo frente a Casillas. Nervios de acero del arquero para esperar la decisión del holandés y un pie salvador evitaron el gol. Amarilla para Capdevila a los 66' y Navas que le puso la pelota en los pies a Villa frente a Stekelenburg. El delantero español se enredó y se la quitaron. El veterano Kuyt, que había pasado inadvertido, se fue reemplazado por el joven Elia. En la recta final de los 90' ambos equipos estaban nerviosos, pero Holanda parecía más cómoda con su papel en la final. Ramos cabeceó alta una buena ocasión y su seleccionador se tomó el rostro con las manos, desolado. Tan tenso era el partido que nada menos que Iniesta le tiró un manotazo a Van Bommel -muy listo para desquiciar- y Del Bosque fue contenido en el área técnica. El delantero español se salvó de la amarilla. A los 84' Van Persie le bajó con su espalda un balón a Robben, que volvió a encontrarse con Casillas, un maestro para cubrir la pelota y cualquier posibilidad de tiro. Robben, además, se llevó la novena amarilla, séptima de Holanda. Cesc, en una cambio que daría sus frutos, entró a los 87' en lugar del magullado Xabi Alonso, y el partido desembocó en 30 minutos de tiempo extra. "¡Penalti!", gritó Del Bosque fuera de sí en el inicio del suplementario al ver caer a Xavi ante Heitinga. Holanda ya no estaba tan fresca, llegaba tarde, y España comenzaba a encontrar algo de su toque habitual con un Iniesta cada vez más claro. Así, Stekelenburg le sacó con los pies el grito de gol de la boca a Cesc tras una gran habilitación de Iniesta. Mathijsen tuvo a los 97' también una oportunidad clara. La final, en efecto, se abría. Van der Vaart entró por De Jong y enseguida Navas remató con peligro al arco. Se fue Van Bronckhorst sustituido por Braafheid a los 105' y un grito sordo bajó de las gradas cuando Torres, marginado en los últimos dos partidos, entró en lugar de Villa. Holanda, bastante tarde para los méritos que venía haciendo, se quedó con diez tras la segunda amarilla y consecuente roja a Heitinga en un lance con Iniesta. El destino de los penales parecía cada vez más cercano, pero entonces Torres combinó con Cesc, éste habilitó en el área Iniesta y el pequeño y pálido Andrés se convirtió en gigante y héroe de España por los siglos de los siglos: con un derechazo cruzado batió a Stekelenburg para poner el 1-0 a los 117'. Las amarillas a Mathijsen e Iniesta eran pura anécdota. Casillas, héroe de la noche junto a Iniesta, elegido jugador del partido, lloraba en su arco tapándose la cara con sus guantes. España era pura gloria, y ninguna lágrima estaba de más.