Ahora nos han enviado a nuestras casas -por precaución, nos dicen-, y la verdad es que muchos no queríamos. Una de las cosas más hermosas del periodismo deportivo son las redacciones. Esa jungla de grandes y chicos, donde decenas de mentes se reúnen y pasan más de 10 horas al dia juntos, entre bromas, lluvias de ideas, llamadas de atención y abrazos.

Por: Renzo Morales Rojo

La convivencia es lo que nos fortalece, lo que nos permite conocer hasta lo más mínimo de quien está a tu lado. Saber si está feliz o triste, si está bien o mal. Somos uno. Y aunque a veces nos dejamos llevar por nuestro enojo, producto del estrés y la presión de sacar adelante un periódico en tiempo récord, compitiendo con otras marcas e intentando rozar la perfección, el cariño es inquebrantable. Somos una familia. Y lo somos en serio: padrinos de hijos, invitados a cumpleaños, presentes en cada luto, compañeros de mil almuerzos, y oídos y hombros en las noches de cervezas.

Pero hoy ya no puedo alzar la mirada para hablar con ustedes, no puedo acercarme para sacarles una sonrisa si los veo tensos. Tengo una laptop al frente y a veces creo no saber si están trabajando, o si yo mismo lo estoy haciendo o no. Me siento una isla, un desterrado alejado de la realidad. Tal vez muchos pueden amar hoy laborar desde la comodidad de sus camas, así los motivos sean alarmantes, pero nosotros no. Nos necesitamos. Y hoy el diario cerrará, mañana llegará a sus manos impreso, pero yo sentiré que algo faltó, que no fui yo quien escribió esta nota. El periodismo no es periodismo si no estamos cerca.

Cuídense, amigos. Cuiden a sus familias, a sus hijos, a sus padres. Pronto todo esto acabará, y estaremos otra vez juntos uno frente al otro, riendo y conversando. Recordando estos días sin vernos como una anécdota. Los extraño, y prometo saludarlos en abril -si el destino y Vizcarra lo permiten- con un fuerte abrazo. Saludos a la distancia.

TAGS RELACIONADOS