No había mucho que conversar para renovar. Su deseo de volver a casa pudo más que cualquier piedra que se le cruzó en el camino a Juan Jayo. Por eso, ayer, después de la pichanguita de fin de año, volvió el hijo prodigo a Matute, luego de reunirse con Carlos Franco y firmar su contrato que lo une un par de años a la institución blanquiazul. Después, el 8 celebró su regreso almorzando con sus amigos en la cebichería El verídico de Fidel. Nunca me fui de Alianza, siempre estuve cerca del club porque hablaba con mis amigos y me daba una vuelta para almorzar donde Fidel. Para mí era una forma de estar cerca de Alianza, la casa donde me críe y ahora me vuelve a abrir las puertas para ponerme la blanquiazul, no sé por cuanto tiempo más, nos confesó. Asegura que estos seis meses fuera del club blanquiazul le han servido de mucho. Valió salir de Alianza por muchas cosas. Valió la pena por muchas situaciones que se habían vivido y era mejor salir. Fue una decisión personal y ahora regreso recargado, motivado y con muchas ganas de superar el mal año que vivimos, agregó. El Pulpo vive agradecido al pueblo de Chimbote, a Rafo Castillo, a Willy Laya y a toda la directiva del Gálvez que lo acogió. Me cobijaron e hicieron que no me sienta mal todo este tiempo. Dejé todo por la institución y siempre tendré un buen recuerdo de esa tierra. De Richard Páez tiene los mejores recuerdos. No sé si fui maltratado cuando el profesor Páez tomo la decisión de sacarme. Cuando me fui, hablé con él y le dije que me iba sin rencores, deseándole la mejor de las suertes. No le reproché nada y todo quedó ahí. Ahora me tomaré unas cortas vacaciones y volveré para escribir esta nueva historia en el club, culminó.