Escribe Javier Padilla Arias
El goleador del fútbol peruano del 2013 se confiesa con EL BOCÓN. Víctor Rossel dice que el apodo de Pituquito le ha traído muchos problemas en su vida y que Alianza Lima lo quiso pesetear.
Sport Huancayo es un nuevo reto en tu carrera?
Así es, ya volteé la página del año pasado. Quiero ser protagonista con el equipo y conseguir los objetivos trazados por la directiva. Muchos se sorprenden de que acabé como goleador del torneo y terminé en un club que no es de la capital.
Por qué crees que los grandes no se fijaron en ti?
La verdad tenía ilusiones de jugar en Alianza y hasta el último esperé una respuesta de ellos, pero cuando hablamos de números, grande fue la sorpresa de lo que ellos tenían en mente. Creo que por ser goleador merecía algo mejor. Sin embargo, no le guardo rencor a nadie. Prefiero la veracidad antes que digan una cosa que tal vez no cumplan.
Pero por los extranjeros sí pagan capricho...
En el Perú se manejan así las cosas. En cambio, si un peruano va a afuera, dudo que lo traten como acá se trata a los extranjeros.
Te molesta el apodo de Pituquito?
Antes me daba igual, pero ahora sí. El que no me conoce piensa que soy creído, que tengo plata. Por ejemplo, para negociar un contrato los dirigentes piensan que tengo plata y no dan lo que uno vale. Yo vivo del fútbol y de mí dependen varias personas. Si fuera Pituquito, no estuviera jugando al fútbol profesional.
Vas al mercado a comer tu cebichito de 5 mangos?
No me hago problemas en comer en un mercado o en la Costa Verde, en hablar de estudios con un chico de la calle o un profesor. No me ando con poses, en cambio hay otros que terminan de goleador en un campeonato y se sobran, compran carro del año. Soy muy sencillo.
Por qué no tienes representante?
Por cosas del destino. Yo empecé con el grupo Imagen de Carlos Delgado, pero me separé. Tal vez por estar solo no he tenido la suerte de llegar este año a un grande de la capital.
Cuántas veces te han querido trabajar a la boca los defensas?
Felizmente nunca, pero van a la mala, piensan que uno es agrandado. El pensamiento del futbolista peruano es muy escaso, en la mayoría de los jugadores. Es decir, escuchan un comentario y antes de conocer a la persona ya la juzgan. Me pasó con el profesor Javier Arce. El año pasado lo llamé para que me lleve a Gálvez, pero nada.
Qué pasó?
Me dijo que no, porque le habían dicho que era desordenado, que era medio agrandado. Por esas cosas de la vida el profe llegó a Comercio, hablé con él, salvamos la baja y se fue con un gran concepto de mi persona.
Te consideras arreglado?
Ja, ja, ja... Ahí nomás. Pero sí hay chancados. Y el número uno es José Corcuera. Hay otros como el Churrito (Hinostroza) que no sé cómo hace para conseguir tantas chicas.
Un tiempo tuviste una relación con una porrista del Boys.
Tuve mis cagaditas, como cualquiera, pero cuando era muchacho. A veces uno actúa con todo, menos con el cerebro.
Qué significa el Boys para ti?
Le guardo mucho cariño por los momentos bonitos que ahí pasé; sin embargo, también le critico mucho. Hay mucha mentira en el club, lamentablemente a las finales Boys está donde tiene que estar.
Tienes amigos en el fútbol?
Muy pocos, porque a estas alturas no puedes confiar en nadie.
La anécdota que más recuerdes?
Una vez cuando estaba en Boys nos fuimos a jugar un amistoso a la ciudad de Abancay y, para variar, la dirigencia no había pagado el hotel. El dueño no nos dejó salir, todos estábamos encerrados, ja, ja, ja...
La selección es un tema pendiente en tu carrera?
Estuve en todos los microciclos, pero una vez sufrí un accidente de tránsito y Markarián no me convocó más. Seguro pensó que había cometido una falta, pero yo sabía que en el fondo estaba buscando un barajo para no llamarme más. Porque arriba (delantera) hay jugadores de nombre. No soy resentido, porque todo esto da vueltas.