A veces, uno necesita tocar fondo. Hundirse y no encontrar salida para recién empezar un camino -largo y difícil- de reconstrucción. Porque a veces son esos golpes los que nos permiten abrir los ojos, despertar del sueño en el que estamos inmersos y lograr ver más allá del espejismo que tenemos al frente. Porque si solo nos concentramos en el encanto, el éxito siempre se nos va a escurrir de las manos por más fuerte que las apretemos.

Este sábado, por ejemplo, juega una final de la más. El club argentino es hoy por hoy uno de los mejores del mundo y nadie duda de ello, pese a lo que pase ante Y salvo algunos hinchas del eterno rival, nadie recuerda que el club ‘millonario’ llegó a tocar fondo hace unos años: perdió la categoría en Argentina. Un capítulo triste en su historia, pero que le permitió reconstruirse.

¿A qué viene todo esto? Pues para intentar descifrar qué tan bajo debe caer -perdón por esta comparación- para empezar a sentar las bases de una nueva época. Estuvo cerca de descender, lo peleó por un año entero, le prohibieron fichar jugadores, lo metieron en una deuda millonaria, les prometen gato por liebre a los hinchas. Pero, incluso así, nadie parece escandalizarse. Y mientras acapara portadas por disputas dirigenciales y otros temas, sus dos rivales más grandes, se van por otra temporada más jugando finales.

La afición se está contentando -y conformando- con menos de lo que merece: con fichajes que no juegan el año entero, con juveniles que hace mucho no dan la talla esperada en Primera, con técnicos que van y vienen, con campañas demasiado irregulares, y con el peligroso ‘casi’. No deseó, creo que nadie, que descienda. Pero estuvo cerca y pese a eso, las cosas continuaron igual, sin cambios drásticos en el club.

Así el milagro ocurra este fin de semana y los resultados se den para que Universitario pelee el título nacional, no hay que concentrarnos solo en ese espejismo. Hay que aceptar que la institución no está bien hace mucho, que está quedando muy por detrás de los otros clubes ‘grandes’ de Lima. Porque así se lleve el título, estuvo cerca de perderlo cuando estaba arriba con cinco puntos de ventaja. Esto es tocar fondo también, pues ahora toca reconstruirse. ¿O que tan abajo esperan caer?