Esta tarde debió ser el preludio del play off y no el final de una despedida, a estadio lleno de una buena vez y no con las tribunas vacías de tanta indiferencia y reproche. Debió ser la oportunidad para agradecerle al técnico Gareca y su comando en pleno y no para decirle adiós en silencio, sin palmas, ni vítores. Debió ser tantas cosas, pero esta tarde no podría ser. Las matemáticas -absurdas, pero matemáticas al fin- dicen que si la U anota cinco goles a Melgar y San Martín derrota a Gálvez en Chimbote, Alianza Lima empata con Atlético Minero en Matucana, y Cienciano vence en Sullana al Alianza Atlético, entonces los cremas podrán jugar el play off, aunque nadie en su sano juicio lo crea posible. Sólo el Tigre Gareca se aferra a esta honrosa posibilidad de golear y días atrás hasta cronometró el tiempo que marcaron sus jugadores para darles esperanza, cuando más de uno piensa más ya en largarse de vacaciones, antes que salir a jugar contra Melgar. Pero si algo les debe exigir sus propias conciencias y la hinchada, es terminar con la cabeza en alto y los tres puntos pase lo que pase. Respetando la casa y la camiseta que visten y cuando entren al camarín darse ese obsequio de despedida a Gare-ca, quien durante su estancia en la U se fajó por ellos. Dicen los comentaristas que los merengues ya no tienen nada por qué jugar, empero el verdadero profesional sabe que hay valores que deben jugarse hasta el final, aunque no sea suficiente para borrar lo hecho en toda la campaña.