Al pie de la cancha, mirando hacia la tribuna, Aldo Corzo espera los treinta segundos que aún se juegan en Moyobamba. Universitario ha ganado 1-0 a Real Garcilaso, pero no le alcanza y el autor del golazo al minuto 2 ve pasar por su cabeza todos las escenas de esta larga campaña que está por acabar.
Recuerda lo lejos que se ve ahora el inicio de la pretemporada con Nicolás Córdova al mando y con Alejandro Hohberg como novedad. Recuerda a los “tíos” Carvallo y Quina que llegaron como refuerzos y son siempre los primeros en acercarse a los más jóvenes para un consejo sensato. Recuerda las charlas de motivación que daba Denis antes de salir del hotel a los partidos quedan como una buena enseñanza este 2019. Recuerda las lesiones de Pablo Lavandeira y Alberto Quintero que solo hicieron que la interna del grupo se volviera más fuerte. Recuerda el Apertura que arrancó con brillos -ganando en Matute, empatando sobre la hora contra Cristal y goleando a Sport Boys- y terminó en blanco y negro mirando con distancia al Binacional campeón.
Recuerda el primer día de Ángel Comizzo en Campo Mar. Su discurso de convencimiento, las palabras de aliento como campeón del 2013 y los dos tapaditos que llegaron con él: Rafael Guarderas y Gerson Barreto. Y claro, Olascuaga. Recuerda que el Clausura abrió paso al sueño de los ‘Playoff’ después de esa derrota en el último minuto ante Mannucci en Trujillo. Recuerda la promesa que se hicieron todos en el plantel y cómo ganaron en Huancayo tomando la punta del torneo. Recuerda el triunfazo en el clásico y los cinco puntos de ventaja en la tabla.
Recuerda cómo en octubre no hubo milagros y cuatro empates seguidos pusieron el liderato en duda. Recuerda que la goleada propinada por Municipal los dejó al borde del nocaut emocional. Recuerda cómo se motivaron en la semana para lograr esa victoria angustiosa ante Ayacucho FC en el Monumental. Recuerda la distracción en el 1-1 de UTC la semana pasada.
Recuerda que dos horas antes, abrazados en el camerino, se volvieron a prometer que lucharían hasta el final por ganar y esperar. Y ahí está, esperando que Comercio se salga del libreto y mande un salvavidas hasta Ate. Ahí está esperando una señal, un movimiento, un gesto. Se acerca, finalmente, Armando Alfageme y lo abraza. Ya está, ya está, le dice. Se van juntos al vestuario con la promesa cumplida. Batallaron hasta el último segundo y dejaron el orgullo crema intacto.
Tienen todo diciembre para avivar ánimos. En enero les espera la Copa Libertadores como el primer reto del 2020.