Maurico Viana llegó a Sporting Cristal para demostrar sus cualidades bajo el arco, pero también con una anécdota que remeció la opinión pública en el 2012. En ese entonces, el portero chileno jugaba en Santiago Wanderers y enfrentaba a Unión La Calera, de Gastón Cellerino, por el campeonato local. El partido se tornaba tenso y el juego fuerte tuvo lugar entre guardameta y delantero, quienes tuvieron más de un 'roce' en el campo.
En una jugada fuerte de Gastón Cellerino, el árbitro decidió expulsarlo y se armó un conato de bronca. Los jugadores de Santiago Wanderers fueron a reclamarle al argentino y en especial Mauricio Viana; pero el atacante reaccionó mal y le metió tremenda patada voladora en el pecho. El arquero, quien llegó a Sporting Cristal, recibió el impacto y quedó tendido por varios minutos en el piso.
"Después de la expulsión, tranquilamente me voy al vestuario con la cabeza gacha y noto que después él se me acerca. Me insultó, a toda mi familia también. Lo empujé, se me vino encima y mi peor reacción fue defenderme", explicó Gastón Cellerino al programa la Noche del Fútbol. De igual forma, Mauricio Viana dio su descargo y señaló: "Estoy tranquilo, Gracias a Dios no fue nada grave. Yo tengo el reflejo de cubrirme con el brazo, pero la patada la recibí en el pecho y pudo pasar cualquier otra cosa", dijo el portero de Sporting Cristal.
Luego de aquella situación, Gastón Cellerino pidió disculpas y dijo que no tendría problemas en ser amigo de Mauricio Viana; sin embargo, el portero no tuvo la intención de aceptar su amistad en un principio. Dos años después, en el 2014, el delantero argentino fue contratado por el Santiago Wanderers y compartió equipo con el ahora arquero de Sporting Cristal. Ahora son dos grandes amigos.
“Cuando Gastón volvió a Chile, les dije a ambos que quería juntarlos en un almuerzo para conversar, para que se conocieran. Comimos en Concón. Estaban Mauricio Viana, Gastón y su señora y yo. Fue muy agradable. Los conocía a ambos y son buenas personas. Se hicieron amigos. Hubo afinidad entre ellos. Son gente buena. Se escucharon y después se dio por superado el incidente. Ambos sabían lo que había pasado, lo comentaron y ninguno trató de culpar al otro. Cada uno asumió su responsabilidad. Quedó todo claro y coincidieron en que fue una tontera”, explicó en aquel entonces Ignacio Eguiguren, directivo del Santiago Wanderers.
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