Un lamento mayúsculo... Cristal acaba de perder por 2-1. Una vez más en casa. Y todos sufren, mastican su bronca. El "Chino" Víctor Rivera clava la mirada al vacío. Tiene muchas interrogantes en su cabeza. Y, seguramente, también infinitas respuestas. El estadio San Martín es mudo testigo del festejo chimbotano. Y vuelan los cojines, en señal de protesta por la decepcionante actuación del cuadro celeste, que ayer se destiñó todito. Y es que lo mal comienza, mal acaba. Así reza un viejo adagio popular. Cristal nunca pudo tomarle el pulso al partido. Es cierto, al inicio tuvo contra las cuerdas a su antagonista. Sin embargo, le faltó astucia para resolver el partido en los metros finales. Las sociedades futbolísticas del local no aparecieron. Y eso, ante un rival ordenado, con pretensiones, por momentos ambicioso, a veces se paga caro. Muy caro. Y Cristal lo empezó a pagar a los 20'. Un autogol del defensor colombiano Breyner Bonilla (de cabeza lo colgó al golero Julio Aliaga) permitió que la visita se inyecte una dosis de fe, de optimismo, de coraje. Y aunque pudo igualar las acciones (a los 46' Carlos Lobatón erró un penal, previa falta de Julio Romaña contra Luis Advíncula), el destino ya estaba escrito. Un guión inalterable, que tuvo mucho de fantasía con esa joyita que creó Mario Leguizamón sobre los 22' de la parte complementaria. Fue un tiro libre perfecto, de esos que sólo se ven en el Play Station. Aliaga quedó en el piso. Los cojines vuelven a volar. Los insultos al "Chino" Rivera se hicieron escuchar tambien. Y no pararon a pesar del descuento de cabeza del debutante Daniel Néculman, a unos minutos del cierre del partido. El "Chino" Rivera sufre. Y empieza la retirada al vestuario con la mirada clavada al vacío. Así es la realidad celeste en el Descentralizado. Tiene unas de cal y muchas de arena. Muchas veces no se entiende. Un lamento mayúsculo.