Escribe Jhans Ayala | Luis Vizcarra
La inseguridad y la violencia siguen golpeando al país. El salvajismo que nos impacta todos los días no tiene límites y esta vez golpeó al fútbol.
El sábado, cuando caía la noche en Ayacucho, seis disparos de bala estremecieron la ciudad y en el barrio de Los Bancarios recordaron los violentos años 80, y la intranquilidad se apoderó de los vecinos de Huamanga.
Fernando Revatta yacía tendido en una de las calles. No estaba con la pelota en los pies, no tenía puesta la camiseta de Inti Gas, no derramaba sudor. Solo dejaba su vida víctima de un asesinato. Así, el destino nuevamente se encargaba de arrebatarle al fútbol peruano un joven con talento. Y la violencia e inseguridad también le arrebataba la tranquilidad a una familia peruana. Hoy todos piden justicia para Fernando. Ojalá con ello llegue la tranquilidad y resignación para los Revatta-Fernández.
Talento y calidad
Fernando Revatta llegó a los 10 años a las divisiones menores de Universitario. Desde chico siempre mostró condiciones para el fútbol. Los años pasaban, la juventud se hacía cada día más linda y el deporte se volvía apasionante. En América Cochahuayco había mostrado madurez en su juego.
A comienzos de año, Peluca o Gringo, como lo llamaban, dejó la U para enrolarse en la reserva de Inti Gas, que pedía jugadores categoría 95. Revatta gustaba por su juego, su desenvolvimiento con el balón y porque hacía bien su labor como volante por derecha.
Ese talento le serviría para ser tentado en las últimas semanas para jugar en Europa.
"Se iba a España"
Fernando había terminado su campaña con la reserva de Inti Gas en julio. Luego vino a Lima porque su mamá, Patricias, estaba mal de salud. Al recuperarse su madre, Fernando volvió tras sus cosas a Ayacucho. Y claro, porque quería mantenerse en forma y porque no debía despegarse de la pelota, que tanto lo atraía.
Un representante de futbolistas le había comunicado a la familia Revatta Fernández que ya tenía una oferta a Fernando para emigrar al fútbol europeo. Casi todo el barrio de Palao, en San Martín de Porres, se emocionó.
Sus excompañeros del José Trigoso, colegio policial de la urbanización San Germán, eran sus más fieles hinchas. Hoy, destrozados con la muerte del Gringo. Una muerte que estremece el ambiente futbolístico.
"Mi hijo iba a regresar a Lima, había proyectos de unos posibles viajes a España. Era seguro que iría para allá a jugar por un equipo. Se lo íbamos a comunicar este martes (hoy)", indicaron los padres del joven que también estudiaba Economía en la Universidad Garcilaso de la Vega.
Quién lo mató?
Peluca estaba con unos amigos en un parque de Los Bancarios. De paso él esperaba la llegada de una amiga. Cuando de pronto un tipo con aspecto violento irrumpe la conversación. Todo matonesco se retira a su domicilio, pero desde su azotea lanzó un ladrillo contra los jóvenes que estaban en el parque. Nada contento salió a la calle, enfundó su arma y disparó seis balazos.
"Mi hijo esperaba a una amiga para salir, es ahí en donde el policía salió y le dijo que se retire del lugar que era en donde esperaba a su amiga. Luego, mi hijo, al no hacerlo, hizo que el policía salga de nuevo y realice los disparos", sostuvo la madre del joven de 18 años, que luego rompió en llanto.
Efectivos policiales ingresaron al domicilio de Juan Antonio Raúl Ramos Rivas, suboficial de la PNP, que se encuentra no habido. Allí encontraron botellas de licor.
El Ángel Fernando
La muerte de Fernando Revatta duele tanto como la de Yair Clavijo en julio de este año. Y duele como la de cada peruano víctima de la violencia ciudadana.
"Sé que mi hijo ahora es un ángel. Pido encarecidamente que agarren al desgraciado que lo mató. Esto no puede quedar impune, mi hijo tenía toda una vida por delante y no puede ser que acabe así", señaló el papá Fernando Revatta.
Así fue la vida del Gringo. El chico pilas y que hacía reír sus amigos. El chico de la melena, el que fantaseaba con jugar en la profesional, el que soñaba con cumplir sus objetivos. Y ahora juega al lado de Dios. ¡Descansa en paz, Peluca!