El fútbol como deporte, juego o negocio. (Foto: GEC)
El fútbol como deporte, juego o negocio. (Foto: GEC)

Me gustaría empezar diciendo que el es un deporte e incluso diría que uno muy particular. No requiere ninguna característica especial para empezar a jugarlo y lo puede practicar el que lo decida.

El que lo haga cuida su salud física y moral, porque el fútbol mediante el reglamento (si lo interpretamos bien) incita a que surja la creatividad o aparezca la solidaridad al formar parte de un equipo. También, castiga lo que evita que se desarrolle de manera atractiva.

Obvio es un juego, porque genera alegría en el niño(a) que lo disfruta. Así es como empiezan a destacar generando orgullo en ellos y en su entorno.

Se comienza a hablar del talento de este chico(a) que irá representando a su barrio, a su colegio o a un grupo familiar. Si tiene la suerte de encontrar un buen formador que lo acompañe entrenando en un club, lo más probable es que por ahí vaya su futuro.

Si no, quedará en la historia como un buen jugador más. Aquí, remarco que todo empieza jugando y esto es algo que siempre debe tener presente tanto el profesional como el amateur.

Alguien dirá: ¡pero esto es un negocio, acá tenemos que ganar! Y estoy de acuerdo, se juega para eso. Entendamos que hacerlo con alegría no quiere decir que da igual ganar o perder.

Los equipos que han hecho enormes negocios en el mundo, son los que han logrado mostrar buen fútbol y que han tenido grandes jugadores.

De esta manera, el mejor negocio es intentar formar un equipo que juegue lo mejor posible y eso necesita tiempo. El cual, lamentablemente, es difícil conseguir en la actualidad.

Entonces, sea como deporte, juego o negocio, no hay excusa para intentar jugar bien al fútbol. Además, es un espectáculo que debe ser cuidado por los que pertenecen a su mundo (directivos, entrenadores, jugadores, hinchas y periodistas).

La gente no va solo al estadio (o mira los partidos) con el único fin de ver un triunfo de su equipo. También va a emocionarse, pero sobre todo quiere ver a ese niño que jugaba con alegría y se convirtió en profesional.