El León se sabía el rey, pero faltaba su coronación. Debía proclamarse el monarca de esa selva futbolística y para ello tenía que defender su dominio con uñas y dientes para escribir su nombre con letras doradas en la final. La angustia lo consumía, las ansias amodorraban los pensamientos y restaban claridad, hasta que apareció en todo su esplendor aquel domador que lo hace erigirse imponente, y lo ha conducido con grandeza esta temporada: Gustavo Rodas. El argentino volvió por sus fueros, descollante e impetuoso. Como una fiera hambrienta que busca saciarse de gloria. Así el volante cargó la responsabilidad de colocar a la crema huanuqueña entre los grandes, y hacerla inmensa. El gaucho con pinta de palomilla destrozó la tibia defensa de Alianza Atlético, y coronó su actuación a los 26' con un violento remate de media distancia que puso a gozar el Heraclio Tapia. No acababa el festejo por la primera diana y otra vez Rodas alborota el ambiente, cuando a los 31' de potente zurdazo la clavar en el arco de Vegas. Y Huánuco extasiado empezaba el jolgorio. »Y cómo lo sufre Un sinfín de ocasiones erradas por el local, terminaron por darle vida al elenco visitante, que aprovechó espacios y logró el descuento a los 33' del complemento con un sombrero de Kahn. Y todos a rezar porque los norteños amenazaban con arrebatar la alegría. Sin embargo, Franco Navarro apostó por el ingreso del habilidioso Christian Sánchez y no fue hasta los 47' que encontró calma. Desborde por derecha y mete el zurdazo cruzado para sentenciar el marcador, y coronar de una vez por todas la brillante campaña del León, que ahora afila las garras para comerse al "santo". ///