Sin desgracia que lamentar, el equipo victoriano llegó al Monumental fuertemente resguardado y en caravana con los hinchas. Pero el día empezó temprano para los grones. Con la salsa infaltable en el mp3 de Jayo, con las bromas de Aguirre, la televisión en la previa o el internet para el messenger, el equipo victoriano desfloró las últimas horas antes del partido en la Villa Íntima. Ahí los pupilos de Costas despertaron 8:30 a.m. con el desayuno dispuesto entre jugos, fruta fresca, tostadas y mantequilla. Ligerísimo para luego encomendarse en privado en sus habitaciones al Señor de los Milagros. A las 11:30 a.m. se reunieron nuevamente para el almuerzo. Pollo a la plancha, sopas, gelatinas y verduras frescas. Luego llegó la última reunión al mediodía, los grones se juntaron por pedido de Gustavo Costas para la charla técnica. Ahí "Costitas" fue claro: "es el partido de sus vidas, juégenlo así", dijo. "Esto hay que ganarlo por la gente", remató como vitamina para la moral. Ya a las 12:30 p.m., los íntimos partieron en bus hacia el Monumental, con el apoyo incondicional de los hinchas que a las afueras de Matute resguardaban la fe con cánticos y coreando el "Alianza campeón". En el trayecto, los íntimos fueron escuchando buena salsa y tampoco faltó la música criolla. Cerca de la 1:30 p.m., los grones llegaron al Monumental, el descenso del bus generó arengas entre los hinchas victorianos que apostados en las rejas de acceso peleaban por un saludo blanquiazul.