JOSÉ TORRES ORELLANA Un pueblo peruano ansioso de triunfos sobresalientes a nivel internacional es agradecido con sus guerreros. Por eso, el retorno de Alianza Lima al Perú, tras su victoria copera ante Bolívar en La Paz, fue apoteósico. Entre palmas y arengas triunfalistas la delegación íntima fue recibida por su gente que reconoce el esfuerzo de sus jugadores y los trata como héroes. Ayer, 9:20 a.m., el aeropuerto Jorge Chávez se tiñó de blanquiazul, más de una decena de hinchas grones se apostaron en la zona de salida de vuelos internacionales para devolverles la alegría a sus ídolos. Ni bien los futbolistas cruzaron la puerta de salida los aplausos se dejaron sentir, provocando el asombro de los jugadores que no esperaban tal bienvenida. "¡Gracias muchachos, así los queremos ver siempre!", les dijeron. "¡Ese es mi Alianza, no paramos hasta la final!", enfatizó un hincha más optimista. Mientras las muestras de afecto hacia sus ídolos se multiplicaban, la concurrencia en el terminal aéreo se contagiaba del espíritu alegre de los aliancistas. Así las muchachas no dudaron en corretear a los jugadores en busca de una foto y un autógrafo. El goleador grone José Carlos Fernández y la figura en La Paz, "Yuyo" Libman, eran los más buscados. Gustavo Costas era asediado, el técnico recibía alegre los mimos de su gente. Siempre con una sonrisa fresca y dando ejemplo de humildad a su pupilos. "Esto es Alianza, la gente necesita de alegrías y se las vamos a dar", decía el DT. "Es emocionante que te reciban así, este gesto nos motiva", señaló entusiasmado el "Cholo" Prado. El cariño del hincha blanquiazul era desbordante, por eso bloquearon la partida del bus que transportaría a los jugadores para gritar a todo pulmón "¡Arriba Alianza!", que la fiesta empezó y el pueblo quiere prolongar el festejo hasta el final de la Copa.