LUIS VIZCARRA PORTILLA Leonardo Fleitas es un argentino que recaló en Alianza Lima. Y aunque probablemente no sepa mucho del sicoanalista Sigmund Freud, pienso que cree también en la brillantez de la mente. El zaguero argentino se mete en la cabeza que nunca hay que darse por vencido. Quizá antes habrá escuchado la frase: Cuando no puedas ganar, al menos, trata de no perder, que suelen usar los terapistas de las grandes estrellas de la NBA. El Cabezón Fleitas no es un goleador como Waldir Sáenz, pero compartió aplausos en Matute. Al primero lo aplaudieron por conseguir el empate agónico ante Gálvez. Y al buen Wally lo palmearon todos tras devolver a Boys a Primera División y retornar a Matute. ¡Cuánta falta hace un goleador en Alianza! Los aplausos se convirtieron en reniegos intensos, porque el equipo de Costas no encontraba el camino para el triunfo. En ese primer tiempo ante Gálvez, que en el papel era ganable, el colombiano no tuvo socio ni piernas para generar peligro. Así, hasta Vílchez prefirió el remate distante antes que buscar a Montaño. Uno de esos disparos (13) pegó en la mano de Ronceros y Víctor Hugo Rivera no cobró el penal. Con el Zorrito Aguirre jugando lejos del área rival, y con el Karioca perdido entre la defensa chimbotana, a Johnnier no le quedó otra opción que inventar un penal, que Aparicio desperdició en el minuto 18. El balón pegó en el travesaño. El fútbol se hizo más frecuente en el complemento. El ingreso de Alexander Sánchez por Gonzalez terminó por estirar más la volante aliancista. Si antes no se juntaron, ahora menos. Costas se iluminó e hizo ingresar al Cañonero Fernández. Teniendo más presencia ofensiva, los blanquimorados y sus hinchas esperaban el grito de gol, pero los minutos pasaban y el partido se jugaba con poca claridad en campo chimbotano. Sin embargo, un contragolpe enmudeció Matute. El pequeño Johan Sotil que volvió a Gálvez, recibió como regalo un exabrupto de Lalo Uribe, quien no supo darle un pase con la cabeza a Forsyth, y el balón lo tomó el Cholito, y listo: un sombrerito y el 1-0, a los 39. Nadie lo podía creer. Salvo Fleitas. El argentino haciendo uso del consciente y el subconsciente empujó a sus compañeros que lamentaban el gol en contra. Todo Alianza se fue encima de Gálvez por el empate, porque cuando no se puede ganar, es mejor no perder. Primero remató al arco, y casi consigue la igualdad. Los intentos en vano por empatar angustiaban más a los victorianos. Faltaba nada para escuchar ese pitazo final, pero Fleitas cerró los oídos para no escucharlo -muy concentrado- y en el último minuto apareció y de potente cabezazo venció a lo imposible y desterró la angustia. Los íntimos reconfortados quisieron otro gol, que no llegó, pero este empate alcanzó para mantener la diferencia con Aurich, con el que todo hace indicar que la Liguilla A, si sigue así, se definirá el 15 de noviembre en Chiclayo, cuando se enfrenten íntimos y chiclayanos.