Tranquilo, esta es tu casa. Ponte cómodo y juega, diviértete sin pensarlo, toca y amágale a todo, al error, al sintético, a la temperatura... a los demonios Ves que sí se puede? Que la camiseta que llevas no es de Alianza solamente, es del pueblo y el pueblo es capaz de todo. Sino mira al Zorro, lo ves?, míralo bien. Ve cómo le pega con la zurda, como gira, quiebra, pica, sonríe, sombrea, remata, lo hace todo. Como de otro partido, de otro fútbol... como si todo su juego lo hubiera llevado en la lonchera y ahora lo saca para comérselo con ese hambre capaz de cualquier hazaña. No crees?, mira, repasa las fotos, a miles de kilómetros de La Victoria, el fortín parece haberse mudado a Iquitos. En cada una de las butacas ya empieza a ganar Alianza, el Max Augustín luce ardiente, grone, moreno. Es el pueblo y las emociones laten a cada pique del cuerpo. Laten con temblor de Matute. Y el local?, invitado al banquete. Ni Kukín en la segunda mitad pudo cambiar en algo el trámite de Alianza en la selva, ganaba como lo hizo las otras dos veces. Como si la selva en su verde, le quedara a pelo. Y el Zorrito Aguirre fue el más culpable de todos. De esa risa que se destila cuando ves a tu equipo jugar al fútbol. Cuando ves al Zorro inventar una pared, recibirla y definir de zurda a la salida del portero Hernández para poner el primero a los 27. Más? Síguelo en la segunda mitad, que ya está corriendo, ve que amaga hacia afuera y suelta el remate, se la imagina sólo para que Hernández ataje a medias y deje el rebote a pies de un Trujillo que en su primer toque con la pelota no le queda más que anotar el segundo. Ya eran los 37. Hasta ahí lo de Montaño había sido importante para el susto, Ovelar dejado en el trance del que empieza a amistarse con la pelota, mientras que CNI no era suficiente para mucho. Kukin había ingresado, pero su juego pícaro se quebraba con la mejor defensa: las limitaciones de Soto y Barrena, de todos. La más clara la había tenido el Mono Herrera pero Forsyth fue inmenso al quemaropa. Y seguía Aguirre, un sombrero ligero al arquero y Portilla la salva de la línea. Otra más? El Zorro despunta por el carril izquierdo y deja solitario al ingresado José Carlos Fernández para que anote, pero Zlatan la manda fuera. La última? Desborde por izquierda que termina en pase para Óscar Vílchez que define entre las piernas de Hernández para el tercero. Faltaban 3 para el final y el Max Augustín era más blanquiazul que nunca. Era noche aliancista, noche de pueblo, la casa se había mudado a Iquitos y el Zorro terminaba por devorarse todo. Tranquilo, esta es su casa. Ve cómo juega y le amaga a lo que se mueve, a los que no creen que los grones, cuando juegan, son capaces de todo. Sino hay que ver jugar a Aguirre. Mira jugar a Alianza. Iquitos JOSÉ TORRES ORELLANA Enviado especial