Cada balón que inflaba las redes de Jesús Cisneros era una especie de catarsis a tanta presión acumulada en el pecho. Alianza Lima liberó sus miedos y, paradójicamente, sopló con fuerza al ‘Ciclón’. Alianza Lima aplastó a un irreconocible Juan Aurich 7-2 en Matute y le pusieron fin a una racha de tres partidos seguidos sin ganar en casa.
La efectividad fue el arma principal de un equipo que abandonó el libreto uruguayo para encontrar algo mejor. Los íntimos fueron aquella muestra de explosión y contundencia que ilusiona y regocija a sus hinchas, pero cuyo protagonista tuvo nombre y apellido: Kevin Quevedo.