(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

¿Y si ‘ sí quiso? ¿Y si ese era el dolor que intentaba superar en cada mala noche, en cada mal consejo, en cada mal amigo? ¿Y si era la frustración que quería dejar de sentir, la de no ser el crack que soñó siempre y que le prometió a sus familiares de niño? ¿Y si hubo un día en que más que un dedo que acusa o una ‘puteada’, necesitaba un abrazo o un oído?

«‘Kukín’... Presente. ‘Kukín’... Presente. ‘Kukín’... »

Hoy se cumple un año exacto de su partida, de esa dura mañana en la que el Perú despertó con la noticia de su adiós, de una noche de fiesta que terminó sin alegría, de su cuerpo hallado sin vida en su casa de San Miguel, de un colapso nervioso, producto de solo Dios sabe qué. Y como si para ‘Kukín’ ya no hubiera sido un golpe al orgullo escuchar el «Si quisieras» en cada saludo; en su muerte, lo quieren recordar con el mismo estigma: «Si él hubiera querido, pero no...»

«Olé, olé, olé, ‘Kukín’, ‘Kukín’... Olé, olé, olé...»

Como todo en esta vida, son más fáciles las palabras ante los fracasos. Y nadie duda que Murillo fue uno, y uno que marcó a un país, a dos generaciones, a un deporte. No existe persona alguna que niegue su talento, su don, su técnica. Pero, se perdió en el tiempo. Ese niño jodido, carismático, atrevido, no encontró el rumbo. Y tal vez ese niño, que llegó a ser llamado en el extranjero como “El Pelé peruano”, sí quería hallarlo.

«Ohhh, ‘Kukín’, no se va, no se va, no se va... ‘Kukín’ no se va...»

Y hoy, para hablar de ese fracaso llamado ‘Kukín’ Flores, tan solo se limitan a hablar de su gol a Atlético Nacional en Medellín por la , de sus inicios en las menores de la Academia Cantolao, de su debut en , de cómo enamoró a todos, de su salto a la ‘U’, de ese partido frente a Holanda. Y, luego, de cómo todo eso se echó a perder por las malas noches, las drogas, el alcohol, las peleas, las actitudes. «Tuvo todo para ser el mejor», dicen ahora, como si sus amigos hubieran sido santos, o si su niñez en Canadá (La Perla) no hubiera sido complicada, como si hubieran intentado comprenderlo antes de juzgarlo.

«‘Kukín’, te juro por mi vida, el Callao no te olvida...»

Carlos Flores fue un grande y un ídolo en el Callao, y el hincha rosado se identifica con él. Pero no solo lo hace en el talento o la picardía, lo hace en el dolor que genera cargar un estereotipo, en lo difícil que es que la calle deje a un hombre, porque es distinto a que un hombre deje la calle. El talento que tenía pasó fronteras y Ángel Cappa llegó a dedicarle unas líneas en un libro donde se entrevista a Fernando Redondo, Cesar Luis Menotti y ‘Pep’ Guardiola. Pero su historia es conocida por todos y está demás, a una vuelta al sol de su adiós, volver a recordar sus santos y demonios. ‘Kukín’ era más que eso, más que un talento desperdiciado por la mala vida, y nadie lo va a entender, porque nadie vivió lo que él. Tal vez, el fracaso es del fútbol y del Perú, por nunca preguntarse “¿Y si ‘Kukín’ sí quería?”.

«Ohhh, ‘Kukín’ está presente, con su garra, con su gente...».