Entre Ate y Santa Anita no hay mucha distancia. Es más, son dos distritos vecinos que están tan cerca y entrelazados que cualquiera se confunde. Y el fútbol no es ajeno a estas confusiones. Universitario, que ahora es de Ate, agarró la moda de enredarse en sus propios errores y confundirse en sus planteamientos. Y ni qué decir de la San Martín, que ante la U, se contagió de los yerros de su rival. Los cremas no conocen victoria alguna en esta Liguilla. Seguramente los jugadores se tomaron a pecho esa peculiar declaración de su técnico meses atrás: No me interesa ser primero. En tres partidos han sumado tres puntos. Ayer, volvieron al Monumental para igualar con un San Martín, que no es el del Chino Rivera, sino es un equipo más. La U carece hoy de definición. Y en estos días de loas a Lolo Fernández, por los 13 años de su partida, bien le caería una ayudita del cielo. Ojo que ya son dos partidos consecutivos en el Monumental que los cremas no hacen goles. La pelota no entra al arco rival ni por suerte. Y si hablamos de la liguilla, en tres partidos, un gol en el Cusco, y desde los doce pasos. La diferencia de seis puntos con que terminaron la primera parte del torneo ahora es de cinco. Y los cremas irán a Sullana, después se medirán con Chalaco, que quiere los puntos para asegurar su permanencia en primera división, y luego irán a Huancayo, donde lo esperan con el cuchillo entre los dientes. Más difícil, imposible. Así de difícil fue para Calheira anotar en valla de Leao Butrón, a los 27, pero Ramos se interpuso y le quitó el balón, o cuando Galván cabeceó y el golero atajó sin problemas, dos minutos después. Pero cuando todos esperaban una sorpresa de Ñol, éste no apareció, y el Cabezón Reynoso ya no lo tomó en cuenta en el segundo tiempo. Fue en el complemento cuando la U tuvo opciones más claras para anotar, pero estuvo errática. Fue una U con un Fito Espinoza frío, sin coraje, y cuyo tiro cruzado a los 20 pudo tener destino de gol, pero Leao oportuno lo sacó al córner. Después, el mexicano no aportó ni para la estadística. Quien quiso aportar fue Alva, que había ingresado por Calheira, pero las esperanzas de gol se esfumaron, tanto así que el Zorro terminó enojando a los hinchas. Y más cuando Alemano centró para Ludueña, quien no disparó en un toque, y al final fue bloqueado por la zaga crema. Parejos en posibilidades, similares en displicencia, parecidos en todo, hasta en el vestir de los entrenadores -Reynoso y Matosas con el mismo saco azul y pantalón marrón- y menos mal que el pitazo final de Víctor Huro Rivera terminó con las confusiones y enredos de ambos equipos. LUIS ANIBAL VIZCARRA