En los días previos al inicio del Mundial, Paolo vivía una pesadilla. En el último duelo que afrontó con el 'Timao' frente al Sao Paulo por el Brasileirao ganaron 3 a 1 con un tanto suyo- sufrió una distensión de ligamento colateral medial de la rodilla derecha y los médicos le daban 10 días de recuperación. Pese a eso, el 3 de diciembre viajó junto al equipo.
Tras llegar a Japón el 6 de diciembre, siendo recibido como un grande por la colonia peruana, de inmediato los médicos trabajaron sin cesar para su pronta recuperación. Para su buena suerte, el dolor en la zona afectada disminuyó y el técnico Tite lo consideró como titular para el primer duelo, frente al Al Ahly egipcio.
El debut (12 de diciembre) fue de lo mejor: victoria de 1 a 0 sobre el conjunto africano, siendo el 'Depredador' el autor del único tanto. "Una sola chance necesitó Paolo Guerrero para que el deseo de los millones de aficionados del Corinthians, el segundo equipo más popular de Brasil, se hiciera realidad. Treinta minutos después de iniciar su primer partido en un Mundial de Clubes, el 'Depredador' se elevó enorme y cabeceó perfecto para darle un rumbo inalcanzable a una pelota que había sido lanzada con nobleza y gran estética por Douglas", decía nuestra crónica.
Los medios mundiales ya hablaban de Guerrero. "Quiero el título mundial", fue lo que dijo tras el partido. El siguiente rival: el poderoso Chelsea de Inglaterra, que en la otra llave del Mundial había dejado en camino al Monterrey mexicano por 3 a 1.
El 16 de diciembre fue la fecha de la gloria. Paolo hace historia y derrota por 1 a 0 a los 'blues' con gol suyo. "El Perú lo grita, con la voz dañada de una madrugada que apenas termina, o quizá con los ojos aún esforzándose por erradicar los residuos de un sueño interrumpido. Lo grita porque él está ahí, en la cancha, dándole el triunfo al Corinthians sobre Chelsea (1-0) para alzar el título del Mundial de Clubes y envolverse en la bandera rojiblanca, porque todo un país se aloja en su corazón", describíamos.
Con bandera rojiblanca en mano, Guerrero se paseó por todo el Estadio de Yokohama saltando como un niño. "Soñé con esto, uno tiene que hacerlo. Soñé que ganaba el título y anotando", fueron sus palabras en aquel entonces. Paolo fue campeón mundial y dejó el nombre de nuestro país en alto. Un título que quedará grabado en nuestras memorias... y corazones.